Un estudio demuestra que el harmol, un compuesto presente en el café, puede mejorar la calidad de vida en el envejecimiento, ya que influye sobre parámetros metabólicos y reduce la fragilidad en los ancianos.
El hallazgo tiene implicaciones significativas en el campo de la salud y la calidad de vida de las personas mayores. El hecho de que el harmol presente en el café pueda influir en parámetros metabólicos y reducir la fragilidad en los ancianos abre nuevas perspectivas para abordar el envejecimiento saludable.
El trabajo, liderado por el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación, concluyó que el harmol, una betacarbolina, mejora la función del músculo esquelético.
El envejecimiento muscular está asociado a un colapso energético derivado de una alteración en la mitocondria, uno de los componentes celulares más relevantes.
Según la investigación, el tratamiento con harmol extendió significativamente la esperanza de vida en dos modelos de invertebrados.
Además, mejoró la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y la acumulación de lípidos hepáticos en un modelo de prediabetes.
Entre los cambios a nivel neuromuscular, se pudo observar una reducción muy significativa en la fragilidad en animales viejos.
El estudio realizado con modelos animales contó con la participación de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria en España. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Communications.
El harmol, como otras betacarbolinas, está presente en muchos alimentos, incluyendo granos de café, carnes, pescados o cereales.
A través de las dosis utilizadas en el estudio, no se detectó toxicidad en el harmol, y tuvo escasos efectos sobre el sistema nervioso central debido a su poca capacidad para cruzar la barrera hematoencefálica y alcanzar el cerebro.
Este compuesto activa en las células unas vías de señalización que, en última instancia, mejoran las mitocondrias y parámetros metabólicos asociados con la calidad durante el envejecimiento.
José Viña y María del Carmen Gómez Cabrera, entre otros investigadores de distintos grupos científicos internacionales, participaron en el trabajo, según el sitio web Agenciasinc.es.