El Gobierno de México ha iniciado un despliegue masivo de 10 mil efectivos de la Guardia Nacional y el Ejército en la frontera con Estados Unidos, para reforzar la seguridad y combatir el tráfico de fentanilo. Entre los contingentes movilizados, un número significativo proviene del estado de Veracruz, que ha contribuido con tropas para esta estrategia de vigilancia y control.
La movilización responde a los acuerdos recientes entre la presidenta Claudia Sheinbaum y su homólogo estadounidense, Donald Trump.
Las fuerzas de seguridad se encargarán de vigilar puntos estratégicos en la frontera, controlando el paso de drogas, armas y migrantes indocumentados. El operativo también busca reforzar la seguridad en los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
El despliegue comenzó con el traslado de 2,200 elementos desde el Valle de México al Campo Militar 1-A, de los cuales 1,500 pertenecen al Ejército Mexicano y 700 a la Guardia Nacional.
A este contingente se sumaron 990 efectivos provenientes de la Península de Yucatán, distribuidos entre Campeche, Yucatán y Quintana Roo, quienes fueron movilizados vía aérea.
Además del contingente inicial, se realizó el traslado de 2,700 elementos adicionales desde Veracruz, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala y el Estado de México. Estos soldados se desplazaron por vía terrestre hacia Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, donde se ubicarán en puntos clave como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Reynosa.
Según fuentes oficiales, los elementos desplegados no solo combatirán el narcotráfico, sino que también reforzarán la seguridad en aduanas y evitarán el ingreso de armamento ilegal desde Estados Unidos. Todo ello, afirman, con un estricto apego a los derechos humanos.
El despliegue incluyó un convoy de unidades militares equipadas con vehículos Humvees, unidades 4x4 y transporte de personal de 6.5 toneladas. Las operaciones iniciaron a las seis de la mañana, con efectivos partiendo en distintas oleadas hacia sus destinos.
Este refuerzo en la frontera representa uno de los operativos más grandes de los últimos años en la región, en un intento por contener el flujo de fentanilo y otras sustancias ilegales que afectan a ambos países.