La influencia europea, especialmente la francesa, ha dejado una marca distintiva en la región de Jicaltepec, Veracruz, destacando por su tradicional producción de quesos. Este municipio, situado en el estado de Veracruz, ha mantenido sus raíces culturales y gastronómicas gracias a la llegada de colonos franceses en 1833.
Veracruz, históricamente relevante por ser el lugar de arribo de Hernán Cortés y punto de entrada para los europeos en América, ha sido testigo de la migración y asentamiento de comunidades extranjeras. El libro "Extranjeros en Veracruz: siglos XIX y XX" narra la llegada de inmigrantes, tanto en grupos organizados como de manera espontánea.
En 1833, entre 80 y 90 colonos franceses partieron de Champlitte hacia Dijon en el buque "Águila Mexicana". Estos colonos, en su mayoría campesinos, se establecieron en Jicaltepec, Nautla, en el norte de Veracruz. Su propósito era trabajar la tierra y desarrollar labores agrícolas en esta región.
Jicaltepec ha conservado las tradiciones y la producción heredada por estas familias francesas. La elaboración de quesos es especialmente destacada, fusionando las técnicas traídas desde Europa con la riqueza local de ganado y productos lácteos.
El poblado, ahora perteneciente al municipio de Nautla, es conocido por la calidad de sus quesos, que han sido elogiados incluso por expertos que los comparan favorablemente con los quesos de su país de origen.
La tradición francesa en Jicaltepec no se limita solo a la producción de quesos, sino que también abarca otras costumbres y prácticas culturales. La preservación de estas tradiciones destaca la diversidad y la riqueza que la migración ha aportado a la identidad mexicana.