Tal como está actualmente el cementerio municipal Juan de la Luz Enríquez, este espacio aún tiene una vida útil de 10 años, indicó el coordinador del lugar, Camilo Boschetti Oliver.
Explicó que anualmente fallecen 120 personas en Orizaba, 20 por ciento de ellas son incineradas y se ponen sus cenizas en un nicho, del resto, el 60 por ciento se sepulta en tumbas familiares y los que quedan ocupan sepulcros nuevos.
Puntualizó que en el cementerio Juan de la Luz Enríquez hay 54 mil tumbas, aunque un porcentaje está abandonado porque ya no hay familiares en Orizaba o la zona, ya nadie paga su mantenimiento, por lo que eventualmente van a desaparecer y son espacios que se podrán utilizar nuevamente.
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El coordinador recordó que este lugar ya no puede crecer porque alrededor hay casas y no hay terrenos para adquirir; no obstante, se busca hacer espacios dentro del mismo cementerio.
Mencionó que por ejemplo junto a la Piedra del Gigante se hicieron 70 osarios, es decir que en cada uno entra un ataúd completo, así como 600 nichos nuevos, que se suman a los que quedan en la part superior de las oficinas, unos 80.
Boschetti Oliver señaló que los nichos cuestan 8 mil pesos, pero caben de 3 a 5 urnas, dependiendo el tamaño de éstas.
Sobre la posibilidad de que en Orizaba se tenga un nuevo cementerio, comentó que es complicado porque se requiere de un terreno de al menos 5 hectáreas.