"El Jefe de Jefes" Encuentra Inspiración en la Pintura durante su Estancia en Prisión
Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como "El Jefe de Jefes", desarrolló una pasión por la pintura durante su tiempo tras las rejas en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México, según revelaciones recientes de su abogado, Félix Garza, al periodista Diego Enrique Osorno.
Garza compartió que Félix Gallardo, durante sus primeros tres años de encarcelamiento, encontró consuelo y expresión artística en el arte de la pintura. Sus creaciones abarcaron desde figuras históricas como Napoleón y Alejandro Magno hasta personajes literarios como "El Quijote de la Mancha", reflejando su profundo amor por la lectura y la historia.
Sin embargo, más allá de los íconos históricos, Félix Gallardo sorprendió al dedicar su habilidad artística a retratar a dos figuras contemporáneas: Kate del Castillo y Salma Hayek. Estas pinturas fueron enviadas a amigos en Culiacán, su ciudad natal, aunque se desconoce si aún existen o si Félix Gallardo conserva algún recuerdo de su obra.
"Félix Gallardo pintó durante los primeros tres años de su encarcelamiento, los cuales transcurrieron en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México"
Compartió Garza en el libro "Bienvenido a Sinaloa" de Osorno.
Según registros de su arresto en abril de 1989, Félix Gallardo continuó con su pasión por la pintura hasta 1992, momento en el que fue trasladado al penal de máxima seguridad del Altiplano en Almoloya de Juárez. Su dedicación al arte, incluso en las circunstancias más desafiantes, ofrece un vistazo intrigante a la vida interior de uno de los líderes más infames del crimen organizado en México.
Durante su estancia en el penal del Altiplano, Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como "El Jefe de Jefes", enfrentó condiciones severas de castigo, incluyendo el aislamiento total de sus seres queridos. Según revela el autor del libro "Bienvenido a Sinaloa", Félix Garza, el retirado capo fue sometido a constantes sanciones que lo dejaron sin acceso a visitas familiares ni íntimas, limitándolo únicamente a comunicarse con sus abogados.
Esta situación llevó a Garza a visitar a Félix Gallardo diariamente durante una hora, proporcionándole una conexión vital con el mundo exterior. Durante estos encuentros, el ex líder del cártel aprovechaba para compartir las injusticias que enfrentaba dentro de prisión y las dificultades que experimentaba como resultado de los castigos impuestos por las autoridades carcelarias.
Aunque Félix Gallardo mantuvo acceso a sus abogados, la restricción de visitas familiares y personales representó una forma de castigo psicológico, diseñada para aislarlo aún más de su entorno y mantenerlo bajo control estricto. Estas duras condiciones de detención arrojan luz sobre la implacable naturaleza del sistema penitenciario y las luchas internas de uno de los criminales más prominentes de México.