El gobierno mexicano ha dado un paso importante en su objetivo de llevar internet a las regiones más remotas. Para lograrlo, ha establecido una alianza con Starlink, la empresa de internet satelital propiedad de Elon Musk.
El acuerdo tiene el potencial de reducir la brecha digital en zonas sin acceso a infraestructura tradicional, como fibra óptica o redes de cables.
Starlink, parte del conglomerado tecnológico que incluye a SpaceX y Tesla, ofrece un servicio de internet basado en una constelación de satélites en órbita baja.
El sistema permite que incluso las áreas más alejadas y sin infraestructura de telecomunicaciones puedan conectarse a la red.
A diferencia del internet convencional que depende de cables, el servicio de Starlink se basa en un receptor que se comunica directamente con estos satélites, eliminando la necesidad de infraestructura física en tierra.
El internet satelital de Starlink ya está disponible para usuarios particulares en México.
Sin embargo, el nuevo acuerdo entre Starlink y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es de carácter público, con el objetivo de llevar acceso gratuito a comunidades rurales y desconectadas.
La colaboración entre la CFE y Starlink fue anunciada el 6 de noviembre de 2023 y tendrá una vigencia de tres años, finalizando el 31 de diciembre de 2026.
Según los términos del contrato, el gobierno mexicano pagará a la empresa de Elon Musk un mínimo de 887.5 millones de pesos (aproximadamente 50.67 millones de dólares), con un máximo de hasta 1,775 millones de pesos (unos 101.33 millones de dólares).
El plan contempla que la CFE utilice la conexión Backhaul satelital de órbita baja, un sistema más eficiente que el internet satelital convencional, para habilitar puntos de acceso gratuito en todo el país.
Este tipo de conexión reduce la latencia, es decir, el tiempo que tarda la información en viajar entre el satélite y la Tierra, facilitando el uso del internet para actividades que requieren alta velocidad, como streaming, videollamadas y juegos en línea.
La mayoría de los servicios de internet satelital convencionales dependen de satélites geoestacionarios que orbitan a más de 35 mil kilómetros de la Tierra, lo que genera tiempos de respuesta más lentos y dificulta la realización de actividades que requieren baja latencia.
Starlink, en cambio, utiliza una red de satélites en órbita baja, a solo 550 kilómetros de la superficie terrestre, lo que reduce significativamente la latencia a unos 25 milisegundos, en comparación con los más de 600 milisegundos de los satélites tradicionales.
Este sistema, que cubre prácticamente todo el globo, hace que el internet de Starlink sea una opción más viable para las zonas rurales, que a menudo carecen de alternativas confiables de conectividad.