La decisión de Donald Trump de imponer un arancel del 25% a productos provenientes de México y Canadá podría tener un impacto severo en la industria automotriz, tanto en Estados Unidos como en sus países vecinos.
Expertos coinciden en que esta medida incrementará los costos de producción, afectará la competitividad de las empresas y trasladará los gastos adicionales al consumidor final.
Alberto Bustamante, director de la Agencia Nacional de Proveedores del Sector Automotriz (Anapsa), advierte que los aranceles no solo se aplicarán a los automóviles ensamblados en México, sino también a las autopartes mexicanas que utilizan los fabricantes estadounidenses.
Estas representan alrededor del 43% de los componentes necesarios para producir vehículos en Estados Unidos.
Un arancel del 25% a las partes y componentes mexicanos dañará gravemente a la propia industria automotriz estadounidense. Este incremento se traducirá directamente en un aumento del costo de los vehículos, que será absorbido por los consumidores estadounidenses, explicó Bustamante.
Gabriel Padilla, director general de la Industria Nacional de Autopartes (INA), estima que la industria mexicana podría enfrentar pérdidas de hasta 24,126 millones de dólares como resultado de esta medida.
En Estados Unidos, el impacto también sería significativo, con un aumento estimado de 2,414 dólares en el precio final de los automóviles.
La industria automotriz ya enfrenta presiones importantes derivadas del proceso de electrificación y los efectos residuales de la pandemia. Absorber un golpe como este es prácticamente imposible, comentó.
Algunos analistas apuntan que la disputa entre Estados Unidos, México y Canadá podría beneficiar indirectamente a China.
Este escenario podría llevar a la implementación de nuevas regulaciones para contener la influencia del gigante asiático en las cadenas globales de suministro.
Mientras tanto, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) ha rechazado enérgicamente la decisión de Trump, argumentando que viola el acuerdo T-MEC y afecta la competitividad regional.
Los industriales advierten que esta medida pone en riesgo el funcionamiento de las cadenas globales de valor, esenciales para las economías de los tres países.