El obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, se refirió de forma reciente a los retos que enfrenta México, Veracruz y la zona centro del estado en materia de salud, pobreza y rezago.
En el marco de su peregrinación a la Basílica de Guadalupe, monseñor Cervantes dijo que la región, refiriéndose a Orizaba, estaba lastimada por la pobreza, el uso ideológico de los pobres, el desempleo, el rezago educativo, la falta de medicamentos y la desintegración familiar.
Acompañados por sacerdotes de la Diócesis, seminaristas y en general de la comunidad religiosa diocesal, Cervantes Merino retomó la peregrinación anual a la Basílica, que se había suspendido debido a la pandemia de Coronavirus.
Apuntó que esa zona de Veracruz está postrada ante los problemas de inseguridad, ante los secuestros y los frecuentes robos; y pidió por una mayor conciencia de la población en el tema del cuidado al medio ambiente; recordó que amplias zonas del Pico de Orizaba y la Sierra de Zongolica son afectadas por la ignorancia, la pobreza y los programas gubernamentales improvisados.
Al obispo Cervantes Merino no le falta razón:
El desempeño del sector salud de Veracruz ha sido muy cuestionado por el tema de los medicamentos que la Secretaría tenía en bodegas, a punto de caducar, mientras la población padece por el deficiente abasto en los hospitales públicos. La queja de los familiares de niños con cáncer es recurrente.
Por si fuera poco, al corte del pasado 31 de mayo, la pandemia había provocado la muerte de casi 16 mil 500 veracruzanos. La cifra de los contagios supera los 180 mil casos y ello se traduce en un enorme impacto en términos económicos y sobre todo de salud pública.
En seguridad, Veracruz no está mejor: desde 2019 hasta abril del presente año, Veracruz acumuló casi 4 mil homicidios dolosos; 264 feminicidios; 478 secuestros; y cerca de 80 mil robos. No son cifras para presumir.
Sólo en los primeros cuatro meses de 2022, la entidad registró 294 homicidios dolosos; 31 feminicidios; 14 secuestros; y 6 mil 907 robos.
En cuanto a los niveles veracruzanos de pobreza, éstos mantienen indicadores parecidos a los del pasado reciente. En su informe más reciente (2020), el Coneval revela que más de 5 millones de personas, 61.8 por ciento, enfrentan dicha condición; y que el 17.7 por ciento se encuentra en situación de pobreza extrema.
Es Veracruz uno de los estados con más pobreza en el país; sólo imagine, la media nacional en ese indicador es de 41.9 por ciento; en la entidad es de 61.8; es decir, casi 20 puntos porcentuales más que en el resto del país.
Sólo el 10 por ciento de los veracruzanos no es pobre ni vulnerable, de acuerdo con dicha fuente.
En la última década, la pobreza en Veracruz aumentó en más de 10 puntos porcentuales; un millón 200 mil veracruzanos que hace diez años no eran pobres, ahora lo son. En contraste, la pobreza en todo el país se redujo en 2.4 por ciento. Y aunque en menor proporción (menos de 1 por ciento), la pobreza extrema también registró un incremento.
Por ello es comprensible la plegaria del obispo de Orizaba, quien identifica a la salud, la seguridad y el combate a la pobreza como los grandes problemas de su diócesis. @luisromero85