Un buen coche funciona con mayor seguridad para sus ocupantes cuando están en equilibrio la potencia del motor con su capacidad de frenado. Si esos equilibrios no existieran, quienes viajan en el automóvil corren peligro. Un freno muy poderoso y con fallas frecuentes dejará pegadas las balatas y hará que el vehículo no avance a pesar del potente motor instalado.
Por el contrario, ese mismo vehículo con frenos defectuosos podrá sufrir un percance y estrellarse en cualquier momento, matando a sus ocupantes o a incluso a terceros que nada tienen que ver con el vehículo y resultarían víctimas colaterales.
Así funcionan las cosas en la vida y especialmente en una comunidad. Por eso deben de existir siempre pesos y contrapesos que mantengan los equilibrios para evitar abusos.
Incluso, los derechos de cualquier ciudadano deben ir en equilibrio siempre con sus obligaciones. No se vale exigir derechos sin cumplir con las obligaciones.
Esta narración la hago a propósito de la mal llamada reforma judicial que se discute en el Poder Legislativo, misma que no creo que busque una mejor impartición de justicia, como pomposamente lo anuncian, sino simplemente busca venganza y control de un poder incómodo que sirve de contrapeso al Ejecutivo y Legislativo.
Este último aprovechando una sobre representación artificialmente construida, pretende anular el equilibrio de poderes, gracias a una mayoría calificada que extrañamente obtuvo, (mediante una interpretación torcida de la Ley y con la "ayuda" complementaria del INE y del TRIFE), para modificar nuestra Constitución y alinearla a sus intereses políticos.
Es más, llegan al extremo de intentar que las reformas que hagan ya no tengan vuelta atrás, aunque el tiempo demuestre que son nocivas para el país. Esto equivale, de acuerdo con analistas prestigiados, a la posible construcción de una dictadura.
Si se rompe el equilibrio de poderes, los legisladores podrán modificar a su gusto la Constitución para imponernos las leyes que se les ocurran, aunque éstas vayan en contra de los derechos humanos y de los tratados internacionales que México ha firmado.
De prosperar esas absurdas reformas, la ausencia del estado de derecho nos llevará al caos político social y económico, porque nadie va a querer invertir en México con la incertidumbre que esta medida provocará y simplemente nos rezagaremos más como nación, porque perderemos las escasas oportunidades que nos quedan. De resultar cierto este pronóstico, nuestra economía decrecerá, complicando aún más el sano desarrollo del país.
Si realmente les interesa mejorar la impartición de justicia y creen ciegamente que la elección de jueces es la vía para lograrlo, sometamos también a elección los cargos de fiscales.
Yo en lo personal no creo que la elección de jueces, magistrados y ministros funcione. Tampoco la de fiscales. Llegar a esos cargos mediante tómbolas y filtros convenientemente acomodados de acuerdo a los intereses de quienes temporalmente tienen el poder, solo politizarán la impartición de justicia y surgirá el riesgo de que lleguen a esos cargos no los profesionistas mejor preparados, experimentados, imparciales y ecuánimes; sino los que garanticen una lealtad partidista por encima de la Ley.
Bastante serio es el problema en que pretenden meternos.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.