Siempre atento, caballeroso, José Francisco Yunes Zorrilla dio las gracias a cada uno de sus colaboradores y a los que lo acompañaban en ese momento para salir a dar una mesurada conferencia de prensa, y aun cuando habló de un triunfo, al mismo tiempo, se reservó con un “sin embargo” la veracidad del dicho, porque aún “falta mucho camino por recorrer”.
Eran casi las 7:00 de la noche del domingo 2 de junio cuando se presentó ante los medios de comunicación para hablar sobre los resultados de las elecciones para gobernador.
Fue el lunes por la mañana, antes del mediodía, cuando en una conferencia de prensa, de igual forma, José Francisco “Pepe” Yunes aceptaba la derrota en la pelea por la gubernatura: “Particular y personalmente acepto la distancia, la diferencia es lo suficientemente contundente para tener en claro que no puede haber determinancia en el cambio de los resultados”.
Un día después, ya no fue Pepe Yunes el honesto, el que con la dignidad por delante, y la frente en alto, había admitido como hombre, que el triunfo era de Morena y que a su coalición, PAN, PRI y PRD, no le favorecieron los números, que por cierto, fueron –efectivamente- contundentes con 2 millones de votos por 1 millón a favor del propio priista.
Pero un día después, ayer martes, Pepe dejó de ser el mismo Pepe Yunes, y su esencia y conciencia de nueva cuenta fue mancillada, vulnerada, y manipulada por otros entes e intereses políticos que pareciera, detrás de éste, le pidieron salir a anunciar que impugnará el proceso electoral del pasado domingo porque “después de estar cotejando las actas que nos presentaron nuestros representantes y que tendrán que validarse el día de mañana, notamos que hay razones y argumentos de sobra para poder impugnar esta elección”.
Lo ganado, la dignidad y la vergüenza del que fuera el candidato opositor, se echó por la borda.
Yunes Zorrilla no ha comprendido lo que es evidente para más de dos millones de personas en Veracruz.
Que se trató de una contienda de dos a uno a favor de la gobernadora electa Rocío Nahle, a la que él mismo atacó orquestando campañas negras para desprestigiarla y golpetearla, como lo denunció en el segundo debate para la gubernatura del estado el candidato de movimiento ciudadano, Polo Deschamps.
Ahora echa reversa y Pepe, como sus aliados, los del PAN y PRD, se dispone a exponerse al descrédito frente a la ciudadanía veracruzana, imitando la incoherencia y falta de honor político de la excandidata presidencial, Xóchitl Gálvez.
Y es que no cabe más que la incongruencia en una decisión de esta naturaleza frente a la avasalladora distancia con la ganadora, pues lo que queda es mantenerse callado y en un discreto lugar y buscar emprender desde ahora, una nueva cruzada inteligente y permanente para ir ganando terreno rumbo a los próximos seis años.
Si López Obrador ganó la Presidencia al tercer intento porqué Pepe Yunes no podría hacerlo como gobernador en Veracruz.
Pero en su lugar elige hacer nuevamente el ridículo escuchando voces extravagantes y pretender hacer ruido en donde nadie le presta oídos.
Ante el anuncio de Yunes Zorrilla, el aspirante de Morena al Senado, Manuel Huerta no tardó en salir a decir que Pepe debería mantener la postura de reconocer su derrota y aceptar que el pueblo de México ya cambió.
Sea como sea, la honorabilidad, dignidad y honestidad de un hombre, que durante años se ganó a pulso el reconocimiento de priistas y de externos en la política veracruzana está dando tumbos, pegándole a la pared, y dejándose llevar por las pasiones y el juego de la perversidad de sus aliados del PAN, para terminar finalmente en una desgastante e infructuosa lucha legal que a nadie beneficia, menos al pueblo de Veracruz por el que dijo pelear en la pasada contienda, cuya voluntad popular está contrariando y dejando en evidencia, al llevarla a los tribunales.