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Un amigo al que aprecio mucho, quien es además un empresario triunfador con amplia vocación social, me narraba hace poco uno de los sabios consejos que le dio su abuelo antes de morir.
Le dijo:
Si ganas seis pesos y te gastas cinco, ya vas mal. Al pedirle una explicación más clara sobre el tema le comentó:
Si gastas cinco pesos tendrás un determinado nivel de vida que después no vas a querer perder. Nadie te garantiza que el año próximo vuelvas a ganar seis pesos.
Si para entonces solo ganaras cuatro pesos y continuaras viviendo con cinco, tendrás que pedir un peso prestado, mismo que tarde o temprano deberás pagar con todo e intereses.
Si al 2º año ganas tres pesos y sigues gastando cinco, deberás entonces pedir dos pesos prestados y pagar intereses ya no solamente sobre el peso que pediste prestado primero, sino también por los dos pesos adicionales que después solicitaste al banco.
Al cabo de cierto tiempo deberás una cantidad enorme, que tan solo por concepto de intereses acabarás sacrificando todos tus ingresos y te quedarás en la calle al tener que rematar tus bienes para pagar la deuda.
Eso mismo le pasa al gobierno mexicano. Gasta más de lo que tiene como ingresos y no cambia su política. Usa ese dinero no para atender las necesidades básicas de la población, sino para derrochar los recursos públicos en empresas que pierden carretadas de dinero y en mantener vigentes programas sociales que no ayudan a nadie a salir de la pobreza, pero eso sí, le generan simpatías temporales y también en su momento votos a quienes regalan lo ajeno.
Sigo sin entender a qué se debe la obsesión del gobierno mexicano de constituir empresas que compiten de manera desleal con las particulares, si las paraestatales son totalmente ineficientes y nos cuestan sostenerlas a los contribuyentes, decenas de miles de millones de pesos mensuales, para que no quiebren y cierren.
Con esa política absurda cada año se tiene que pedir más y más dinero prestado, que apenas alcanza para pagar los intereses y los programas sociales.
Por si fuera poco, ya se gastaron también el dinero los fideicomisos, el fondo de contingencia y los ahorros que los llamados gobiernos neoliberales dejaron guardados para emergencias.
Ayer se fueron los legisladores sobre la subcuenta de vivienda de los trabajadores. La excusa es construir más casas y combatir la corrupción. Eso pudieron haberlo hecho mejorando al INFONAVIT, desburocratizándolo y eficientándolo. También fiscalizando correctamente el funcionamiento de la institución y denunciando a los políticos bribones que malversaros los recursos en su beneficio. También contratando la construcción de casas con empresas particulares que tienen experiencia suficiente y además arriesgan su propio dinero.
Con los cambios a la Ley, ahora el gobierno tendrá una megaconstructora y pondrá a construirlas a la burocracia. Mal negocio. Conociendo como operan los políticos y funcionarios comprarán con sobreprecio los terrenos y los materiales para beneficio de los mandamases. Además, el funcionamiento opaco e ineficiente de esa nueva empresa, podrá permitir que 2.4 billones de pesos, (que son de los trabajadores y no del gobierno), en una de ésas se vayan a la licuadora donde las posibilidades de un mal uso y desvío de los mismos son enormes.
Como dio el abuelo de mi amigo: De seguir así, con tantas ocurrencias acabarán gastándose todo el patrimonio que es de los ciudadanos, no de los políticos y nos dejarán endeudados de por vida.
Mientras tanto los liderazgos sociales y los partidos de oposición, salvo muy honrosas y escasas excepciones siguen calladitos, quizás porque creen que así se ven más bonitos.
¿No les parece a ustedes?
Saludos y buen fin de semana.