El 22 de abril se conmemora que hace 50 años (1970) más de 20 millones de norteamericanos se movilizaron con el fin de aumentar la escasa conciencia sobre la fragilidad del planeta. El evento promovido por las organizaciones sociales fue bautizado con el nombre de Día de la Tierra (Earth Day), y puede considerarse como el nacimiento del moderno movimiento ecologista.
Actualmente, avalado por la ONU, se le conoce como Día Internacional de la Tierra, fecha especial para informar, concientizar e influir en la población sobre la situación en la que nos encontramos y distinguir los problemas que sufre y repercuten en nuestro planeta generados mayormente por la mano del hombre.
Para este año la acción climática será el tema dominante. La capa de ozono, el calentamiento global, las emisiones de CO2, la superpoblación, los cultivos transgénicos, los incendios, etc., están contribuyendo a la degradación rápida de nuestra madre Tierra.
Las temperaturas medias se elevan alarmantemente provocando veranos más calurosos cada vez e inviernos más devastadores. El deshielo de los polos, los plásticos dentro de los estómagos de los peces que después ingerimos, vertidos incontrolados, etc. Todos estos factores aceleran el desequilibrio natural de la Tierra y ésta no tiene capacidad para una regeneración tan rápida.
No cabe duda, nuestro planeta está enfermo, una enfermedad que sólo el hombre ha podido producir y es el hombre quien debe hacer lo posible para curar. Decía el poeta, dramaturgo, novelista y político francés, Víctor Hugo,“Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales”.
La conclusión puede ser que el ser humano representa la mayor amenaza para la naturaleza, incluso puede generar un cambio de clima que nos conduciría a la extinción.
La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. La naturaleza sufre. Los incendios en Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia... Ahora nos enfrentamos al COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.
La resolución de la ONU, reconoce a la Tierra y sus diversos ecosistemas como nuestro hogar. Somos nosotros los que debemos encontrar el equilibrio entre las necesidades económicas, las sociales y las ambientales. Un equilibrio que solo se podrá alcanzar promoviendo la armonía del hombre con la naturaleza, en definitiva, con la Tierra.
Un planeta bello, con gran variedad de ecosistemas y diferentes tipos de vida, entre las que nos encontramos nosotros mismos. La Tierra no es del ser humano y, sin embargo, somos nosotros los que la maltratamos.
La sensibilización sobre este tema va calando entre la población, aunque no tanto entre los gobiernos. Desde que se instaurara el día de la Tierra hasta nuestros días, el problema medioambiental se ha agravado. Ahora somos muchos más habitantes en el planeta, la proliferación por parte de la industria de materiales plásticos se ha incrementado. La contaminación ha llegado a niveles insanos, subiendo los niveles de carbono de la tierra.
Recordemos más que nunca en este Día Internacional de la Madre Tierra que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta. Promovamos la armonía con la naturaleza y la Tierra.
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