La reciente solicitud de órdenes de detención por parte del fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) contra figuras de alto perfil como el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y su Ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como contra líderes de Hamás, genera la búsqueda de justicia en el conflicto de Gaza. Las acusaciones de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad han puesto de manifiesto la complejidad y la gravedad de las acciones cometidas por ambas partes en el conflicto.
El fiscal de la CPI, Karim Khan, ha emitido un comunicado detallando las razones para estas solicitudes. Netanyahu y Gallant son acusados de inanición de civiles como método de guerra, ataques intencionados contra población civil y exterminio o asesinato. Estos cargos no solo son serios, sino que también desafían la percepción de inmunidad que muchos líderes mundiales parecen tener frente a sus acciones en tiempos de guerra. La CPI, al tomar esta medida, envía un mensaje claro: ningún líder está por encima de la ley internacional.
Estas acciones de la CPI se producen en un contexto mundial marcado por la violencia y la tragedia. El 15 de mayo de 2024 y el 19 de mayo de 2024 serán recordados como días oscuros para Eslovaquia e Irán, respectivamente. Ambos países enfrentaron tragedias que dejaron a sus ciudadanos y al mundo en estado de shock.
En Eslovaquia, el Primer Ministro Robert Fico fue víctima de un atentado mientras salía de una reunión de gobierno en la ciudad de Handlova. Un video que circula en las redes sociales muestra el momento en que Fico es atacado, recibiendo cuatro disparos en el estómago. La rápida actuación de su equipo de seguridad permitió su traslado urgente al hospital, primero en Handlova y luego a la capital, dada la gravedad de sus heridas. El atacante fue detenido y la policía acordonó la zona, mientras la presidenta Zuzana Caputova y la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenaban el atentado, subrayando que actos de violencia como este socavan la democracia.
Apenas unos días después, el 19 de mayo, Irán se enfrentó a su propia tragedia cuando el presidente Ebrahim Raisi murió en un “accidente” de helicóptero en la provincia de Azerbaiyán Oriental. En el siniestro también fallecieron el ministro de Asuntos Exteriores y otras siete personas. Raisi, quien era la segunda figura más poderosa de la República Islámica después del líder supremo, falleció en un momento de alta tensión en el Medio Oriente, marcado por la guerra en Gaza y recientes enfrentamientos entre Irán e Israel. Tras su muerte, el primer vicepresidente asumió temporalmente el poder ejecutivo y se nombró a un nuevo ministro de Asuntos Exteriores.
Estos eventos subrayan la fragilidad de la estabilidad política financiera en diversas partes del mundo. La solicitud de la CPI y las tragedias en Eslovaquia e Irán reflejan cómo la violencia, ya sea en forma de crímenes de guerra o atentados y “accidentes”, puede desestabilizar naciones. En este contexto, la respuesta de los líderes mundiales será cruciales para determinar el camino.