Mientras Estados Unidos enfrenta niveles históricos de morosidad en tarjetas de crédito, México tiene una oportunidad para aprender y actuar con responsabilidad. Las cifras que llegan del vecino del norte son alarmantes: la tasa de impagos en tarjetas de crédito alcanzó su punto más alto en 14 años, un reflejo de finanzas personales debilitadas tras años de alta inflación y tasas de interés crecientes. Este panorama debería servirnos como un llamado de atención para evitar problemas similares en nuestro país.
En México, el cierre del año viene acompañado de festividades que implican un desembolso significativo, muchas veces apalancado en el aguinaldo, las quincenas adelantadas y el crédito. Es una dinámica comprensible: queremos disfrutar de las fiestas, dar lo mejor a nuestras familias y cerrar el año con alegría. Sin embargo, esta euforia temporal puede traducirse en deudas que perduran mucho más allá de enero.
Al igual que en Estados Unidos, un uso desmedido de las tarjetas de crédito puede llevarnos a una situación complicada, con pagos mínimos interminables, intereses acumulados y, en casos extremos, la imposibilidad de cumplir con las obligaciones financieras. Si a esto le sumamos un posible aumento en tasas de interés, el riesgo de caer en morosidad aumenta significativamente. Por eso, este inicio de año es clave para replantear nuestra relación con las tarjetas de crédito y tomar decisiones más cautelosas.
El caso estadounidense es una advertencia de lo que puede suceder cuando los consumidores no ajustan sus hábitos financieros a las condiciones del entorno económico. La alta inflación y las tasas de interés crecientes no son exclusivas de Estados Unidos; en México también enfrentamos retos similares.
¡¡¡Este enero, hagamos del control financiero una prioridad!!!