Por primera vez en décadas en el país y después de muchos años de lucha, la izquierda mexicana moderada, comienza a dar lustre a toda una nación con un futuro esperanzador y renovado desde las bases populares.
Pero, también hay que decirlo se trata de una izquierda de contrastes de hombres y mujeres de muchos años de lucha desde la sociedad civil y que el costo de llegar a la presidencia del país en el 2018, fue después de más de treinta años de sufrir intolerancia, persecución y hostigamiento oficial.
Y aquí, desde estas líneas el homenaje póstumo a la doctora en economía de Harvard y egresada de la UNAM, Ifigenia Martínez Hernández, que trascendió de la lucha terrenal a la inmortalidad como un importante e histórico referente de los intelectuales, científicos y académicos, que desde las bases se han formado en un movimiento político al que le ha tocado este ciclo de presencia exitosa en el gobierno federal y desde espacios legislativos y de amplia contribución en el servicio público.
Y es que desde décadas atrás, la izquierda alcanzó el poder político en el gobierno de la ciudad de México con Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, como referentes históricos.
Pero, la lucha política tiene nombres y apellidos como Arnoldo Martínez Verdugo, Heberto Castillo, Roselia Barajas Olea, Porfirio Muñoz Ledo, Alfonso Ramírez Cuéllar, y muchos más que han trascendido a una causa ideológica y no a los ciclos de antes del partido en el poder.
Las esferas políticas actuales en México, que ganan espacios de reconocimiento mundial en el orden mediático y del pensamiento, es que va más allá del partido en el poder, sino en una auténtica cultura política con postulados firmes por la reivindicación de las clases populares, obreros, indígenas y del campo, que por décadas se les ha marginado y en una guerra sin tregua de los gobiernos de antes discriminadores, clasistas y de la xenofobia, que llenaron las cárceles con miles de inocentes y perseguidos políticos, sin aún poder alcanzar justicia por las debilidades y contubernio de algunos funcionarios del poder judicial, que están por perder sus espacios de injusticia a ultranza, que demostraron estar de rodillas para servir a una clase social empoderada para ofender y humillar a los de las mayorías que han sufrido de terribles vejaciones a lo largo de noventa años.
Y que hay, de aquellos que permanecieron en la ilusión de las costumbres porfirianas afrancesadas, o más antes del emperador Maximiliano con su esposa Carlota, que también por fin se les terminó ese delirio de los americanos de Europa.
Y esa pretensión que hicieron real de ofender y humillar a los pueblos originarios, y que vinieron empresas extranjeras para aprovecharse de los recursos naturales y energéticos del país hasta que después de la Expropiación Petrolera, se les tuvo que ubicar en la 4T en el campo del derecho y la legalidad a un costo significativo.
Por eso, es loable la postura de dignidad y de la nueva diplomacia con la presidenta Claudia Sheinbaum, de no caer en la sumisión de antes.
Ahora, con una nueva visión el país comienza al despegue de una auténtica potencia por su gente, sus recursos y todo el concurso de participación de los mexicanos desde sus distintos espacios de actuación con Delfina Gómez, Clara Brugada y muchas mujeres más en la lucha política.
El país está cambiando y gracias a todos los que desde la sociedad civil y en la conciencia social han dado parte de su vida a una lucha por defender el orgullo mexicano más fuerte que nunca con presente y futuro.
Y en especial el reconocimiento a la doctora Ifigenia Martínez Hernández, mujer Ilustre que ha sido la avanzada a toda una nueva era de las mujeres reivindicadas en el país, por todas las que ofrendaron familia, libertad y sueños por una lucha colectiva puesta en marcha y que traspasa allende las fronteras.
Por cierto en Veracruz, también las mujeres como Rocío Nahle, María Elena Solana Calzada, Claudia Tello y muchas más, desde sus foros y espacios políticos y legislativos, son parte con su trabajo en el éxito de un esfuerzo por la comunidad y toda la colectividad, sin siglas partidistas y una clara visión humanista. Ándale. Así las cosas.