El fútbol profesional en el mundo esta plagado del amaño, desde la FIFA, hasta las federaciones que operan el deporte como un negocio y con la presencia de las casas de apuestas como algo normal.
Por eso, es que la Federación Mexicana de Fútbol, está plagada de aquellos “matagigantes”, que son parte de la industria televisiva, la que opera las enormes ganancias de los que también matan los sueños de la afición acostumbrada a las malas decisiones arbitrales, llenas de cinismo y corrupción.
La final del futbol mexicano, entre América y Cruz Azul, para los aficionados era un mero trámite a la crónica de una derrota anunciada y como fue.
Quedó como siempre en la duda y la molestia de los aficionados, el penalti letal para el adversario ya acostumbrado a perder las finales.
En el futbol mexicano, opera el desaseo de los árbitros y de los dueños de equipos que reciben su tajada por prestarse a la simulación y el desastre de los partidos de fútbol, no partidos políticos, que ya le dan poco interés a los arreglos extra cancha siempre por el mal arbitraje.
Y es que el cinismo de los árbitros de la FIFA, son parte del show como si fueran las luchas libres del “pancracio”, en dónde se sabe quién gana y quién pierde. Cómo aquel clásico de “no era penal” en un mundial.
Los aficionados que viven y aman al fútbol, pronto se irán retirando de los estadios y mejor apostarán al fútbol de los videojuegos en dónde posiblemente exista más realismo.
Y es que al delantero del América en todas partes le dicen “El Tronco”, Henry Martin y que hasta se hizo dueño del puesto en la “decepción nacional”.
Por eso, en los personajes de la crónica del fútbol mexicano, José Ramón Fernández, es toda una institución que hace escuela y que es el único que levanta la voz para decir: “mujeres y niños primero “, parafraseando a don Angel Fernández, ante el enorme desastre del fútbol mexicano que opera como una mafia, bien organizada.
Y como lo hizo alguien desde el micrófono en el caso de los juegos del gran negocio de la selección mexicana en Estados Unidos, una voz de los grandes cronistas para censurar a los federativos, y sólo pidió a la gente, “no vayan al estadio”, y no fueron, y por un tiempo entraron en razón.
A la gran afición del Cruz Azul, no le matan la pasión por su equipo y como dicen acá en tierras porteñas, las porras jarochas, se escucharon hasta Japón, pero les vale a los federativos.
Y es que en el fútbol mexicano, también está metida la política, no sólo para darle gusto al “tigrillo” Emilio Azcárraga, dueño del Club América, sino también a los hijos de los políticos, que como en los tiempos del imperio romano, todo va de la mano de la suerte, y no se aceptan los malos augurios que anticipen la derrota, ni del equipo del hijo del jefe.
Y aquel emperador romano, que infortunado cayó del caballo ante su ejército, rápido expresó, “beso el suelo que nos dará la victoria”.
Y en el fondo de oye una voz, que dice: “la camiseta del árbitro es la misma del América, ni cuál comprar”. Andale. Así las cosas.