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La expansión descontrolada de los mototaxis en diversas zonas del estado ha generado una crisis en el transporte público concesionado. En lugares como Villarín, Santa Fe y San Julián, los transportistas han optado por suspender el servicio ante la competencia desleal que representan estos vehículos irregulares, que operan sin regulación ni garantías de seguridad.
Más allá de los rumores sobre operativos estatales, el verdadero problema la invasión del transporte informal. Mientras los concesionarios deben cumplir con estrictas normativas y costos operativos elevados, los mototaxis circulan sin permisos, sin seguros y sin supervisión. ¿Cómo se explica que, pese a ser ilegales, estos vehículos sigan proliferando sin consecuencias?
Además, la idea de que los mototaxis son una opción más económica es un mito. En muchos casos, sus tarifas superan por mucho a las del transporte público formal. Por ejemplo, un trayecto de 10 kilómetros que en autobús cuesta 13 pesos, en mototaxi puede llegar hasta los 60 pesos. Esto no solo encarece la movilidad para los usuarios, sino que los expone a un servicio sin garantías de seguridad.
La Fiscalía General del Estado continúa con los intensos despliegues dando cumplimiento a órdenes de cateo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, pero por razones inexplicables ya no ha emitido boletines con los resultados que se han obtenido.
A lo largo y ancho de la entidad se han registrado múltiples dispositivos en conjunto a las fuerzas federales en los que se han asegurado numerosas dosis de drogas, además, vehículos con reporte de robo y personas detenidas de las que se ha informado puntualmente.
¿A qué se debe que en los últimos 4 cateos registrados en la conurbación no hayan emitido boletín? ¿Será que de plano no encontraron nada o encontraron algo tan bueno que se van a esperar a que ya lo tengan bien amarrado para darlo a conocer?
Con los movimientos en materia política y económica, muchas personas aspirantes y suspirantes por una nómina donde aterrizar cada quincena o cada mes tendrán que hacer el esfuerzo sobrehumano de por una vez en su vida trabajar para comer.
Ya verán que no es lo mismo partirse el lomo para ganar la chuleta que aterrizar cada quincena o cada mes en una nómina y vivir del presupuesto.
Muchos, acostumbrados a esa forma de vivir, ya buscan una nómina donde incrustarse porque no quieren vivir en el error.
Es cuestión de esperar.