La conexión histórica en México entre el Estado - como Gobierno - y la Iglesia - Católica - ha transitado entre la alta tensión y la armonía, pero éstas dos instituciones aunque coinciden al decir que tienen el objetivo de servir a la comunidad en su conjunto con una visión humanista, sus métodos son diferentes.
Cuenta también la historia que las dos instituciones - estado e iglesia - han sostenido confrontaciones así como, reconciliaciones.
Mi tía abuela paterna, - y quien fue Monga, - Águeda de la Cruz González Méndez - tía Tulita (QEPD) - me contaba que les decían Sacerdotes y Religiosas que existieron momentos en los cuales el Gobierno de la República, - posterior al triunfo de la Revolución Mexicana, - cerró varios conventos, colegios y hasta templos católicos e incluso a los sacerdotes extranjeros se les expulsó.
Lo que no debemos de perder de vista es que las dos autoridades - quizá - de la historia en México más sólidas o representativas son: el Estado y la Iglesia.
Basta con ver que casi frente a cada Palacio de Gobierno - en lo federal, estatal y municipal - al lado, enfrente o casi se manera contigua se edificaron esas sedes sociales. Dicho de una forma diferente: el poder político y el eclesiástico, suelen convivir como vecinos.
Así pues, una buena relación entre los vecinos favorece a la convivencia más cooperativa y permite estrechar lazos que evite confrontaciones. Y es que, evitando tensiones el beneficio es colectivo y colegiado en la sociedad en su conjunto.
Es innegable que la separación entre el Estado y la Iglesia desde la óptica legal y política, tiene una frontera muy delgada, y es que las instituciones religiosas no deben intervenir en los asuntos públicos, y el gobierno debe cuidar no entrometerse en los asuntos de las iglesias.
La relación con las masas es - dicho en síntesis - el universo objetivo de las dos instituciones: el estado e iglesia.
La reciente reunión entre la Jefa del Ejecutivo Federal, Claudia Sheinbaum, con la jerarquía católica en el marco de la 117 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), aporta señales de un nuevo estilo como el puente para la comunicación entre ambos puntos y referentes sociales que son.
En recientes años, la jerarquía católica intensificó críticas hacia las políticas del Gobierno de la República en el rubro de la Seguridad, Migración y Salud - por citar unas - y el encuentro reciente abre la opción de un camino a la mesa del diálogo con acuerdos de una menor tensión, y aun existiendo diferencias, las coincidencias suelen aparecer, tarde o temprano.
En Veracruz de la mano de Rocío Nahle y a través de Ricardo Ahued como Secretario de Gobierno, -ahí está sectorizada la relación,- no habrá de sorprender a nadie que con buenos oficios y finos lazos con todas las organizaciones religiosas se retomen a través del todavía alcalde de Xalapa, pues en los años más recientes esa conectividad con el régimen que está por concluir -a decir de algunos de los actores- no ha sido armoniosa y por momentos fue bastante tensa.
La relación y los acuerdos entre el Estado y la Iglesia, tiene el efecto de una "bisagra". Dicho de otra forma, al tener ambas instituciones contacto con casi todas las corrientes de pensamiento social, su articularidad para la gobernabilidad en términos de cohesión y consenso resultan una ecuación que les conecta, pues hablar y callar a tiempo es una cualidad que les identifica también.
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