Jonathan Cruz no siempre llevó sotana. Su vida, en sus primeros años laborales, transcurrió entre notas de sucesos violentos y tragedias cotidianas en el sur de Veracruz.
Como reportero de la fuente policiaca, su día a día estaba marcado por las historias más crudas: robos, accidentes y vidas truncadas.
El destino de Jonathan cambió de forma inesperada. Hoy, lejos de esa realidad, este joven veracruzano vive en Kenia, dedicado a una misión muy distinta: llevar el evangelio y apoyar a las comunidades más vulnerables del continente africano.
El camino de Jonathan hacia el sacerdocio no fue inmediato. Durante años, recorrió las calles de Coatzacoalcos en busca de historias para los medios locales.
En su interior sentía un llamado que iba más allá de las historias que redactaba. A medida que pasaba más tiempo en la fuente policiaca, algo dentro de él comenzó a cambiar. Fue entonces cuando decidió dar un giro radical a su vida: dejó el periodismo para dedicarse al sacerdocio.
Ahora, desde tierras africanas, Jonathan combina su labor de evangelización con proyectos sociales que buscan mejorar las condiciones de vida de las comunidades locales.
La comunidad Masai, una de las más emblemáticas de Kenia, ha sido el principal foco de su trabajo. Junto a otros misioneros, Jonathan ha impulsado programas para llevar agua potable a zonas que carecen de este recurso básico.
Jonathan destacó que su misión no es solo llevar el evangelio, sino también aprender de la cultura local.
Además de los proyectos de acceso al agua, Jonathan ha trabajado en iniciativas educativas, buscando que los niños tengan acceso a la escuela, algo que no es fácil en un país donde la mayoría de las instituciones educativas son privadas.
Uno de los aspectos más importantes del trabajo de Jonathan en Kenia es el apoyo a las mujeres, quienes, según él, son las encargadas de sostener a sus familias.
En una cultura donde las mujeres tienen un rol crucial en la economía familiar, los programas de capacitación y empoderamiento han sido fundamentales para ofrecerles herramientas que les permitan generar ingresos.
Aunque el objetivo de Jonathan y su equipo es llevar el evangelio, su enfoque no es el de imponer una fe, sino de compartirla a través del servicio.
Hoy, Jonathan Cruz vive una realidad completamente distinta a la que conoció como reportero en Veracruz. Después de más de 10 años de preparación, fue enviado a Kenia como parte de los Misioneros de Guadalupe, una comunidad que busca llevar el evangelio a lugares donde la iglesia católica aún no tiene presencia significativa.
“Ser misionero en África es un desafío, pero también una bendición. Ver cómo nuestras acciones, por pequeñas que parezcan, pueden transformar la vida de una persona, es algo que no tiene precio”, confesó Jonathan, desde una de las parroquias en la sabana keniana, mientras continúa su misión de fe y servicio.