No son pocos los que consideran la ansiedad y la depresión como problemas exclusivos de los seres humanos. Sin embargo, nuestras mascotas, compañeros de vida, también pueden enfrentar trastornos emocionales similares.
Según la Dra. Andrea, médica veterinaria y especialista en nutrición, estos problemas están en aumento entre los perros, lo que convierte su detección temprana en una tarea imprescindible para los dueños responsables.
¿Qué está causando la depresión en los perros? Los perros, por su naturaleza social y sensible, dependen profundamente de su entorno.
Un cambio significativo en su rutina puede desencadenar depresión.
Asimismo, los traumas previos, como el maltrato o el abandono, dejan cicatrices emocionales que predisponen a la depresión.
La falta de estimulación es también un desencadenante importante. Sin suficiente ejercicio, interacción social o actividades recreativas, los perros pueden sentirse aislados y emocionalmente desequilibrados.
La ansiedad en los perros suele estar relacionada con una interacción inapropiada con su entorno.
La humanización excesiva es un factor recurrente. Tratar a los perros como humanos, restringiendo su comportamiento natural, puede generar frustración.
La falta de rutina es otro desencadenante. Los perros sin horarios claros para paseos, comidas o descansos entran en un estado de alerta constante que fomenta la ansiedad.
El bienestar emocional de los perros depende en gran medida de sus propietarios. El tratamiento es 90% responsabilidad del dueño. Detectar los síntomas y buscar ayuda profesional puede marcar la diferencia entre una mascota angustiada y una feliz.