Xalapa | 2024-09-17
Este martes, en Líbano y algunas áreas de Siria, se reportó una explosión masiva y casi simultánea de beepers, pagers o también llamados en español: localizadores o buscapersonas; dejando un saldo de nueve muertos (entre ellos una niña) y más de 2 mil 700 personas heridas.
Gran parte de los heridos, se reporta, eran miembros del movimiento armado islamista, Hezbolá, quienes portaban estos dispositivos como forma de comunicación.
Estos aparatos, obsoletos en Occidente, fueron muy populares durante la década de los 90, hasta que fueron inevitablemente desplazados por los teléfonos celulares.
En su momento, eran una opción económica para recibir alertas, mensajes o llamadas; el dispositivo cabe en la palma de la mano y consta de una pequeña pantalla de cristal líquido y botones de control.
La razón por la que Hezbolá ordenó el uso de estos dispositivos entre sus miembros en el país islámico fue, precisamente, para evitar el uso de teléfonos celulares, y con ello, cualquier intento de rastreo por parte de Israel, con quien mantienen tensiones desde los ataques contra Hamás.
Precisamente por esto, el grupo armado responsabilizó completamente a las fuerzas israelíes por este suceso, describiéndolo como "un ataque sofisticado y remoto", que hirió también al embajador de Irán en Líbano, además de a cientos de civiles.
Cabe mencionar que las trampas explosivas en los teléfonos móviles ya han sido un método empleado por Israel para causar bajas en el grupo palestino Hamás.
Por ello, Hezbolá afirmó que el Estado israelí, que se ha negado a emitir declaración, recibiría un "castigo justo" por el trágico suceso, y en Líbano se exhortó a los hospitales a recibir a pacientes de emergencia, y mantenerse alejados de este tipo de dispositivos.