¿Qué pasaría si no hubiera años bisiestos?

La existencia del 29 de febrero no es un simple capricho

México | 2024-02-29

El día extra que cada cuatro años se agrega en el calendario no es un simple capricho; en realidad cumple una función que seguramente desconoces pero que permite que el 'calendario terrestre' pueda funcionar sin mayores problemas.

El 29 de febrero, que se ´celebra´ cada cuatro años, tiene el objetivo de ´alinear´ el calendario gregoriano (llamémosle terrestre por fines prácticos) con el calendario solar, que es el tiempo que nuestro planeta tarda en dar la vuelta a nuestra estrella.

La Tierra tarda 365,24 días en completar su ciclo alrededor del sol, lo que se traduce como 365 días, cinco horas, 48 minutos y 56 segundos.

Al pasar aproximadamente cuatro años este ´sobrante´ de tiempo suma casi un día completo (poco más de 23 horas); el calendario gregoriano ajusta ese sobrante al agregar un día más y así alinear el ciclo solar, lo que garantiza la sincronización de días y meses con las cuatro estaciones del año.

¿Qué pasaría si no hubiera años bisiestos?

Para ser concretos: si cada cuatro años febrero no tuviera 29 días el calendario se desalinearía de forma progresiva, lo que provocaría graves afectaciones en la forma en que las personas planean sus cultivos o medir fenómenos climatológicos.

Y aunque la idea del año bisiesto se remonta al calendario propuesto por el emperador romano Julio César, donde se añadía un día extra al calendario cada cuatro años, este producía ´un exceso de ajuste´.

Fue el Papa Gregorio XIII quien introdujo el calendario que se usa actualmente, el cual perfeccionó el calendario juliano manteniendo el año bisiesto, pero con un ajuste.

Si un año es divisible por 100 y no por 400 se omite el año bisiesto, eliminando así el exceso de años bisiestos y logrando un ajuste más preciso en el calendario. La próxima vez que se ´cancelará´ este ajuste será en el año 2100.

Entonces ya lo sabes; más allá de un simple ajuste en el reloj o en las fechas el año bisiesto cumple una función relacionada con las estaciones del año, los ciclos agrícolas y con la forma en la que incluso se registran fenómenos como los equinoccios y fenómenos climatológicos.

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