Ciudad de México | 2023-12-11
El Canal de Panamá se enfrenta a un desafío sin precedentes: El Niño y La Niña convergen en un fenómeno climático que ha dejado una encrucijada económica.
Hace apenas un año, el Canal era navegado por entre 36 buques diarios; hoy, esa cifra se ha desvanecido, reduciéndose a 32, mientras se implora a los barcos que aligeren su carga, un ajuste que pesa en las básculas financieras.
El Canal, que debe estar en 88 pies, ahora, en época de lluvias, se encuentra en niveles de 81 pies y se prevé que a partir de diciembre o principios de enero ingrese poca agua.
Arístides Royo, ministro para Asuntos del Canal de Panamá, desveló la complejidad de esta coyuntura.
La merma en el tráfico, agravada por niveles de agua que descienden por debajo de los 88 pies requeridos, plantea amenazas económicas sustanciales.
Atrás queda un año de récords, con 57 producciones fílmicas en las tierras panameñas, eclipsadas ahora por la sombra de la incertidumbre climática.
El pulso vital del Canal, que anualmente inyecta 2,400 millones de dólares a las arcas panameñas, se tambalea ante la imprevisibilidad de los fenómenos climáticos.
En un país marcado por la desigualdad, estas contribuciones sostienen subsidios y apoyos sociales cruciales. La pregunta se torna esencial: ¿cómo sorteará Panamá esta tormenta, no solo meteorológica sino también económica?
En el horizonte, se esboza una posible respuesta: la Cuenca del Río Indio, un proyecto audaz que se erige como un dique contra las corrientes adversas.
Royo precisó que antes de que inicie formalmente ese proyecto es necesario completar un trabajo social y educativo -iniciado hace tiempo- para dialogar con los pobladores, ya que algunos deberán ser trasladados, proporcionarles casas, hectáreas, escuelas y todos los servicios.