Xalapa, la capital del estado de Veracruz, se destaca por su abundante vegetación, según los comentarios de los visitantes.
La presencia de árboles en parques, camellones, esquinas y cerros circundantes imprime una identidad visual única a la ciudad.
A pesar del rápido crecimiento experimentado en las últimas décadas, con un aumento de más de cinco veces en su tamaño desde la década de 1950, Xalapa ha logrado conservar significativamente su cobertura vegetal.
La vegetación no solo cumple una función estética, sino que también favorece la diversidad de especies de vida silvestre, incluyendo aves, insectos y hongos, que encuentran en la ciudad un hábitat propicio.
El esfuerzo consciente por preservar áreas verdes, como el Cerro de Macuiltépetl, el Parque Natura y la zona conocida como la USBI, ha sido clave para mantener la riqueza vegetal de Xalapa.
Aunque los desarrollos inmobiliarios han amenazado algunos espacios verdes, la ciudadanía y diversas instituciones, como el Inecol y la Universidad Veracruzana, han emprendido esfuerzos para concientizar sobre la importancia del cuidado del medio ambiente, logrando detener parcialmente la pérdida de estos espacios.
Sin embargo, el bosque de niebla, que se limita a menos de 50 hectáreas, está por debajo de los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Expertos advierten que, de mantenerse esta tendencia, la mayoría de los remanentes de bosque de niebla de Xalapa podrían desaparecer en la próxima década.
Este bosque caducifolio alberga una rica biodiversidad, con especies como chaca, uvero, piñuela, espino y mala mujer, así como árboles emblemáticos como liquidambar, encino, jinicuil, aguacate y jacaranda.
Además, proporciona frutos como durazno, limón, naranja, níspero, y embellece la ciudad con flores como rosas, camelias, azahares, gardenias y tulipanes, así como plantas medicinales como la manzanilla, ruda, higuerilla, sauco y yerbabuena.
Esta rica vegetación no solo contribuye a la estética de la ciudad, sino que también tiene un impacto positivo en el clima local, proporcionando sombra y ayudando a mitigar el efecto de la isla de calor urbano.
Así, Xalapa se erige como un ejemplo de coexistencia entre desarrollo urbano y conservación de la naturaleza.