Pandemia tumbó alegría y ventas en callejón del Diamante; artesanos esperan

A pesar de las medidas restrictivas en el centro de la ciudad de Xalapa, definidas por el gobierno estatal, del 8 al 10 de mayo, en el tradicional Callejón del Diamante se observa la presencia de artesanos que buscan "que caiga algo de venta", que haya ingresos en el marco de la celebración del Día de las Madres, porque la pandemia ha tumbado la alegría del lugar y también la venta. 

El pasado 7 de mayo el gobernador Cuitláhauc García Jiménez anunció el cierre parcial del centro de ciudades como Xalapa, así como el cierre de florerías, cafeterías y restaurantes, estos últimos sólo con servicio para llevar, como medida para evitar aglomeraciones por el Día de las Madres, dado que los contagios de COVID-19 en el estado de Veracruz han incrementado. 

En el centro de Xalapa, este viernes se observó el cierre parcial de algunas avenidas céntricas, como es el caso de Juan de la Luz Enríquez, Ávila Camacho, entre otras, por lo que también fue notoria la disminución de personas, salvo las que tuvieron que trasladarse a sus trabajos, realizar compra de víveres, acudir al banco, realizar pago de servicios, entre otras actividades necesarios. 

Precisamente en el centro de Xalapa, uno de los lugares más tradicionales es el Callejón del Diamante, en donde además de establecimientos fijos con venta de productos típicos veracruzanos y mexicanos de diversas partes del país, además de peruanos, colombianos, entre otros; se instalan artesanos buscando vender sus collares, pulseras, aretes y otras obras, pues la mayoría de ellos tienen como único ingreso el dinero que ganan con la venta diaria. 

Con sus mesas y sombrillas, los artesanos se arriesgaron también este viernes en el Callejón, "esperando que caiga algo de venta, algo bonito que le quieran llevar a las jefecitas por el 10 de mayo", como dicen al paso por la calle. 

La venta se cayó "terriblemente" por la pandemia, comenta uno de ellos mientras engarza aretes. 

Algunos de los artesanos usan cubrebocas, pero otros, la mayoría, no. 

Son pocas las personas que transitan por el callejón desde el periodo de aislamiento que se ha ido intensificando. Quienes por ahí caminan, en su mayoría, es sólo de paso para evitar calles como Lucio, más concurridas, por lo que son pocas las posibilidades de venta para los artesanos. 

El Callejón del Diamante, siempre concurrido, con olor a café, con son jarocho o música de otras regiones latinoamericanas, lleno de colores por la ropa y artesanías exhibidas, siempre con gente sentada tomando café o pasando por ahí, luce últimamente callado, casi vacío, falto de color, con artesanos que esperan que pase pronto la pandemia y vuelva la gente a la calle para que también puedan volver a tener venta, pues su economía está afectada.