Trozos de madera, ramas y diversos utensilios han cobrado vida gracias a las manos de Sócrates Blanco, uno de los artistas plásticos más reconocidos de Xalapa, quien desde hace varias décadas ha sido considerado como un maestro del arte.
Su don para la pintura comenzó a brotar cuando apenas era un niño. Sócrates pintaba por diversión sin saber que, un día, esto se convertiría en su más grande pasión.
“Desde muy pequeño empecé a pintar, me gustaban mucho las artes plásticas”, recordó con entusiasmo.
Sin embargo, su familia -especialmente su padre- no estaba de acuerdo con que desempeñara esta actividad, por lo que, en ese entonces, descartó por completo formar una vida dentro del arte.
“Mi papá nunca estuvo de acuerdo; me decía ‘no quiero ser el padre de un pinta monas’”, contó. Y decidió estudiar Pedagogía, aunque nunca ejerció la docencia.
“Lo mío era la enseñanza. Pero luego me decepcionó, porque aquí cuentan mucho los contactos que tengas”, dijo.
Lo que para unos es basura, para Sócrates son lienzos. Su gran creatividad lo ha llevado a tomar troncos de madera, fierros y numerosos cacharros como lienzos, convirtiendo desechos en arte.
El trabajo de Sócrates Blanco se ha caracterizado por aprovechar todos los accidentes de la madera: cada corte, cada pliegue le han permitido dibujar -prácticamente de manera natural- rostros y ambientes, cada uno con una historia diferente por contar.
Las mujeres han sido sus principales musas, las cuales han destacado en la mayor parte de sus trabajos.
“Son más mujeres… algunos animales… es lo que me sugiere la madera”, explicó.
Sus extraordinarias obras han sido reconocidas por la comunidad veracruzana. Incluso, varias de sus pinturas fueron vendidas a diferentes actores de la política, como diputados, funcionarios estatales y hasta al exgobernador Fidel Herrera Beltrán.
Su nombre también ha trascendido a nivel nacional, pues en 2006 fue homenajeado por la Lotería Nacional con un billete conmemorativo, para el sorteo del 31 de marzo de ese año.
Actualmente, sus obras son expuestas en Casa Blanco, un espacio acondicionado en su domicilio, ubicado en la escalinata Mayahuel número 2 del puente Xallitic, cuyas puertas están abiertas para todos los amantes del arte.