El 14 de marzo de 2014, Antonio de Jesús Viveros Ladrón de Guevara, de en ese entonces 21 años, desapareció en el municipio de Vega de Alatorre, Veracruz; dos días después, el 16 de marzo del mismo año, Argenis Yosimar Pensado Barrera, de entonces 20 años, desapareció en Xalapa. Una década después, sus familias aún exigen justicia.
Familiares de los desaparecidos emitieron un comunicado esta mañana desde la Plaza Lerdo de Xalapa, expresando cómo a lo largo de estos 10 años han vivido en “larga espera, dolor contenido, noches de insomnio, incertidumbre, soñando milagros”, y cómo agentes del ministerio público se han dedicado a revictimizarse, criminalizar a los desaparecidos y “pasarse de mano en mano las investigaciones”, sin crear una línea concreta.
Los familiares afirman que las autoridades han minimizado su dolor, y aseguran que fingen empatía y lástima por ellos; “estamos convencidas de que el Estado no tiene el más mínimo compromiso con las familias de desaparecidos, y que políticos, funcionarios y hasta académicos han aprovechado nuestro dolor para sus intereses”, dijeron las madres de los desaparecidos.
Exigieron a la Fiscalía General del Estado que investigue el caso y sancione a los responsables. Dijeron que tendrán una mesa de trabajo con ellos hoy por la tarde, pero afirman que “ya no les creemos, ya sabemos lo que nos dirán: ‘que ahora sí’, ‘que tengamos confianza’, ‘que van a releer la carpeta’”.
Asimismo, la Comisión de Búsqueda opera en la entidad al menos desde hace cinco años, pero afirman que no tienen ni una estrategia de búsqueda a los desaparecidos, y están convencidos de que “esperan que de alguna fosa clandestina salgan nuestros hijos algún día, y que algún resto resulte ser positivo”.
A 10 años de las desapariciones de sus hijos, exigieron a las autoridades que hagan su trabajo y repudiaron sus 10 años de simulación y negligencia. Señalaron al gobernador del estado, quien al inicio de su administración se comprometió a ayudarles.
Las afligidas enviaron un agradecimiento a sus familias y a la sociedad que las han acompañado y apoyado. Aseguraron que no se van a cansar de buscar a sus hijos, pues guardan por siempre la esperanza de tenerlos de regreso. “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”