Desde este jueves 3 y hasta el próximo sábado 5 de agosto, se realizará en Xalapa el Décimo Festival Internacional de Tunas Femeniles.
Durante este festival habrá diversas sedes, podrán disfrutar de recitales, proyecciones de películas, conciertos de gala, charlas, certámenes y callejoneadas.
Como cada año, participan Tunas de otros estados, así como de otros países, como Colombia, Chile y Puerto Rico, las cuales serán recibidas por la Tuna Femenil de la Universidad Veracruzana.
Dentro de las actividades del Festival Internacional de Tunas Femeniles, el jueves 3 de agosto a las 18:30 horas, Angelita Urueña y Liliana Fernández, de Colombia; Andrea Andreu, de Chile; Alondras de Puerto Rico y la Tuna Femenil UV ofrecerán el Recital “Del Canto popular a la Tuna”, en el Teatro J.J. Herrera.
El viernes 4 de agosto a las 18:00 horas se realizará “De Ronda con la Tuna”, en el Corredor Cultural Carlos Fuentes, el Parque Benito Juárez y la Plaza Lerdo.
A las 19:00 horas en el Palacio Municipal, será el Concierto de Gala de las Tunas internacionales.
El sábado 5 de agosto, a las 13:00 horas en el Museo Casa de Xalapa, se tendrá una charla sobre la “Trascendencia de las Tunas Femeniles en el Mundo”; a las 14:00 horas será la Gala Musical en el Catedral Metropolitana de Xalapa y a las 18:00 horas se realizará el segundo recorrido por el Callejón de Jesús te Ampare y la Plazuela del Carbón; a las 19:00 horas en el Barrio de Xallitic será el turno del Certamen de Tunas Femeniles.
Las Tunas Universitarias tienen su origen en España, entre estudiantes, imprimiendo ese característico toque audaz, divertido y, a su vez, romántico a las canciones.
“Las tunas iniciaron hace 800 años en las ciudades de Salamanca, Lérida y Valladolid, en España, entre los estudiantes de bajos recursos”, refiere la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Con el surgimiento de las universidades en la península ibérica, entre los siglos XII y XIII, cientos de jóvenes acudían a las aulas, muchos con pocos recursos. Eran habilidosos con los instrumentos musicales, así que acudían a hostales, fondas y mesones para ganarse unas monedas y una sopa con sobras de los guisos; por ello, eran conocidos como ‘sopistas’. Además de costear sus estudios, se les vinculó con la diversión por su carácter pícaro y festivo”.
La tradición se replicó rápidamente -con la colonización- en Iberoamérica, manteniéndose viva hasta nuestros días.