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El agua en Xalapa no desaparece. No se evapora ni se pierde por arte de magia. Alguien la está robando. Alguien de madrugada conecta mangueras clandestinas y se lleva el líquido como si fuera su derecho: los huachicoleros de agua.
Alberto Islas Reyes, el alcalde de Xalapa, lo reveló sin tapujos: procesar a los que roban el agua sería un problema político y social. No se puede acusar a la gente que sobrevive con tomas ilegales.
Islas Reyes, admitió la complejidad de emprender acciones legales contra quienes realizan tomas clandestinas de agua, conocidas como "huachicoleo", en la red de suministro de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS).
"Como sea, se está atendiendo a la ciudadanía porque estamos llevando pipas a las colonias y tratando de que lo que tenemos de volumen de agua alcance con la presión que sea necesaria para atenderles", dijo el Alcalde de Xalapa.
Aunque el alcalde ha manifestado la dificultad de proceder penalmente contra los responsables del robo de agua, destacan algunas soluciones integrales propuestas por activistas y ciudadanos: campañas de concientización sobre el uso responsable del agua, regularización de tomas clandestinas y fortalecimiento de la infraestructura hídrica para reducir pérdidas y mejorar la distribución.
¿Por qué es difícil actuar contra el "huachicoleo" de agua? Islas Reyes explicó que denunciar el robo de agua podría generar conflictos políticos y sociales en el municipio, ya que implicaría proceder legalmente contra habitantes de comunidades locales involucradas en estas actividades ilegales.
Esta práctica ilícita agrava el desabasto del recurso hídrico en la capital veracruzana. No se puede criminalizar a los que desvían el agua antes de que llegue a las casas. Mejor hacer como que no pasa nada. Mejor dejar que el estiaje haga el trabajo sucio.
Se proyecta que para 2025, Xalapa alcanzará una población de 846 mil habitantes, cada uno con necesidades de consumo y saneamiento de agua.
Este crecimiento demográfico ejerce una presión adicional sobre los recursos hídricos de la ciudad, ya de por sí limitados.
El "huachicoleo" de agua no solo representa una pérdida económica para la CMAS, sino que también contribuye al desabasto en diversas zonas de Xalapa.
La extracción ilegal del recurso afecta la distribución equitativa y dificulta la planificación eficiente del suministro.