Las bajas ventas que se han registrado en el mercado Adolfo Ruiz Cortines debido a la pandemia de Covid-19, han obligado a los locatarios a modificar sus horarios de servicio; algunos de ellos están en peligro de cerrar.
De acuerdo con Juan Ramón Moro Ponce, secretario del Comité del mercado, desde el inicio de la contingencia sanitaria las ventas en dicho centro de abasto han disminuido hasta un 60 por ciento, situación que ha afectado seriamente la economía de los locatarios.
Al principio de la pandemia, dijo, siete de los 148 locales fueron cerrados; sin embargo, los comerciantes poco a poco fueron regresando ante la necesidad de trabajar.
Actualmente, la mayoría de los locales están abiertos, pero han tenido que modificar sus horarios para poder subsanar las cuentas, pues la afluencia de clientes cada vez es menos.
Moro Ponce precisó que, de manera directa e indirecta, alrededor de mil personas dependen económicamente de este mercado, por lo que reconoció que despedir a los trabajadores solo agudizaría la crisis que se vive en Xalapa.
Consideró que la principal causa de esta baja es el aislamiento y el miedo de la gente a contagiarse de Covid-19, por lo que aseguró que, desde el comienzo de la pandemia, adoptaron las medidas sanitarias impuestas por las autoridades de Salud.
“Queremos decirles que venir al mercado La Rotonda es seguro, se cumplen todas las medidas de seguridad”, señaló.
Aunado a las bajas ventas, el mercado ‘La Rotonda’ atraviesa por otros problemas que las autoridades municipales han ignorado, pese a las promesas hechas al inicio de la actual administración.
Una de ellas es la renovación de los sanitarios, a la cual se comprometió el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero hace tres años; no obstante, hasta el momento no se ha visto la intención de iniciar con los trabajos.
La falta de agua tampoco es un tema nuevo, pero con la llegada del Covid-19 se ha acentuado más debido a la alta demanda.
“El agua llega por 10 o 15 minutos al día… no alcanza ni para empezar a lavar los trastes del desayuno”, reclamó Juan Ramón Moro, e indicó que ante la escasez del vital líquido, los locatarios se han visto obligados a trasladar garrafones de agua desde sus casas, para poder mantener limpios sus negocios.
Señaló que, en ocasiones, el Ayuntamiento les envía una pipa de 10 mil litros; sin embargo, no es suficiente para poder satisfacer las necesidades de un mercado que en su mayoría es gastronómico.