Vecinos de la calle División del Norte, en la colonia Rafael Lucio, en Xalapa, viven con temor a que sus hogares colapsen debido a los trabajos de construcción del colector pluvial en la zona.
Sus casas se encuentran al borde de una zanja de más de 10 metros de profundidad donde se llevan a cabo las labores de introducción de la tubería del colector.
Lo que inicialmente estaba planeado para ser una obra de 8 meses, ya lleva más de 14 meses y los vecinos se enfrentan a cada vez más complicaciones.
La falta de responsabilidad y avance en la construcción genera incertidumbre y frustración. Los vecinos denuncian que, a pesar de la presencia de tres trabajadores en el lugar, se dedican a tomar y acosar a mujeres, y cuando el ingeniero es informado de estas situaciones, responde de manera prepotente.
Las autoridades encargadas de la obra han respondido de manera prepotente y negligente ante las quejas constantes de los vecinos.
Incluso, uno de los afectados lamenta que su padre, quien soñaba con ver la finalización de la obra, falleció sin presenciar el progreso. Los trabajos de excavación, realizados sin las debidas medidas de protección, pusieron en riesgo las viviendas de la zona. Aunque se intentó rellenar las zanjas con arena y tierra, los daños persisten.
Los delincuentes han aprovechado la intransitabilidad de la zona para cometer actos delictivos, generando un ambiente de inseguridad.
Además de los problemas directamente relacionados con la construcción, los vecinos se enfrentan a la interrupción del suministro de luz debido a la caída de postes y la falta de aviso sobre los trabajos.
Las válvulas de agua son cerradas sin previo aviso, lo que afecta el acceso a los servicios básicos de los residentes.
El impacto de la construcción del colector ha sido devastador para la comunidad. Las banquetas han colapsado, dejando a los residentes expuestos a peligros y obstáculos en su vida diaria.
Además, se han presentado constantes problemas con el suministro de agua, llegando a pasar más de 5 días sin servicio.
Asimismo, se han reportado fugas de agua y encharcamientos de aguas negras que agravan la situación.
Una vecina relata cómo la obra se inició en un área muy profunda y, debido a la proximidad de las casas y el riesgo de derrumbe, las autoridades de la SIOP (Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas) tuvieron que detener temporalmente los trabajos hasta que pasara la temporada de lluvias.
Sin embargo, un año después, las banquetas vuelven a ceder debido a las lluvias registradas en la capital.
A pesar de los riesgos evidentes, los responsables de la obra y las autoridades no han tomado medidas para evaluar y mitigar los peligros.
Los vecinos han solicitado la supervisión de la SIOP para que se corrijan los errores en la construcción, pero los avances son escasos y la situación empeora con cada lluvia.
El desgaste ocasionado por la fuerza del agua ha provocado que las banquetas se derrumben y la falta de respuesta por parte de los encargados de la obra y las autoridades agrava la situación.