Mientras llevan a cabo sus labores, los locatarios del mercado Unidad Veracruzana deben hacer frente a un foco de infección que se encuentra coexistiendo en sus alrededores, concretamente en el tramo comprendido por la avenida Nicolás Bravo, entre Carlos Cruz y Juan Soto.
Este espacio es conocido como “El Callejón de la Risa”, pero con todas las anomalías que presenta, esa risa se desdibuja. En la parte media de la cuadra, existe un pasillo donde se concentra una gran cantidad de aguas residuales que invaden parte de la acera por la cual transitan los comerciantes y su clientela.
Los trabajadores indicaron, de manera anónima, que sus reportes han sido emitidos al Ayuntamiento de Veracruz, buscando la solución a esta problemática que se hace presente desde hace varios años. Sin embargo, la respuesta de las autoridades no se ha visto reflejada.
Lo único que se refleja es la silueta de los visitantes en los charcos de aguas negras, alojados en dicho pasadizo que también cubre de limo el arroyo pestilente.
Al no poder frenar el brote, los comerciantes tomaron una alternativa que ha servido para evitar molestias a sus clientes.
Para que el trayecto de los asistentes no se entorpezca por el agua maloliente, los comerciantes colocaron una tarima que funge como plataforma para facilitarles la circulación. No obstante, saben que esta medida no será suficiente para erradicar el problema.
En pocos días, los locatarios prevén que la afluencia aumente por la cercanía con las fechas decembrinas, y para que sus ventas transcurran correctamente, solicitan nuevamente el apoyo de las dependencias competentes.
Por ello, emiten su llamado al Ayuntamiento de Veracruz, a quienes esperan ver en “El Callejón de la Risa” trabajando para eliminar el brote pestilente que se ha convertido en el problema que empaña el ambiente de esta sección en el mercado Unidad Veracruzana.