Pese a vientos del norte, turistas acuden a playas de Boca del Río (+Video)

Con el amanecer sabatino mejoró el estado del tiempo y en Boca del Río varias personas se volcaron hacia las playas a pesar de que el oleaje seguía con relativa fuerza.

Algunas familias y grupos de jóvenes cargaron hasta con la sombrilla y mesa desarmable y sus cajas con la comida y el refresco para tomar un sol que no salió en mucho tiempo.

Justo atrás de la estatua del Papa Juan Pablo II se colocaron varios bañistas, entre ellos niños, a quienes el oleaje no asustó. Se dieron su chapuzón, corrieron y casi devoraban a las olas, pero éstas resultaban demasiado grandes para caber por su boca.

Poco antes de mediodía el viento aún era fresco en esa zona costera y levantaba muy poca arena, pero la llevaba hasta puntos cercanos.

El mar, espumoso y retador, parecía rugir al impactarse contra las piedras colocadas a modo de rompeolas. Pero en segundos quedaba reducido a minúsculos cristales salobres que volvían a erguirse en interminable lucha por nacer, crecer y volver a morir, en un ciclo eterno de la naturaleza.

En las alturas, desde la plazuela que entronca con la avenida que lleva su nombre, Juan Pablo II ni se inmutaba.

Cada quién en su mundo cerraba un ciclo y lo volvía a abrir: el norte invernal, el oleaje del mar, los caminantes, los automovilistas, los granos de arena y la playa inmortal.

Y mientras los niños se daban su chapuzón, los adultos luchaban por asegurar sus sombrillas para que no se elevaran por los aires atlánticos, mientras viene el próximo norte, porque aún faltan los de marzo y abril.

Y ajenos a la naturaleza, los automovilistas apuraban a claxonazos a quienes estaban adelante de ellos, para continuar su trabajo.

Fotos: Heladio Castro. 

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