El antiguo Convento de la Compañía de Jesús (Jesuitas) y a la postre de los Agustinos, construido desde inicios del siglo 17, es decir en los años 1600 durante el Virreinato de la Nueva España, se desploma lentamente frente a la vista de todos los veracruzanos y llegará un momento en que no menesterosos ni otro tipo de visitantes tendrán ese refugio nocturno del que sólo quedan ruinas en el Centro Histórico de Veracruz.
El edificio se ubica en la manzana formada por las calles Serdán, Zaragoza, Mario Molina y Landero y Cos, a pocos metros del Edificio Trigueros y del Palacio Municipal de Veracruz.
Como han informado en varias ocasiones investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en los años 1600 se construyó para la Orden de los Jesuitas, quienes posteriormente fueron expulsados de la Nueva España y en 1767 fue entregado a la Orden de los Agustinos, por lo que se convirtió en el Convento de San Agustín.
Al paso de los siglos el inmueble pasó a la propiedad privada, y mientras la mitad (hacia Mario Molina aún se encuentra en buen estado y funciona como hotel, la otra, que todavía en los años 90 tenía billares y un bar llamado La Prosperidad, se cae a pedazos y desde hace años no tiene techo.
Los menesterosos y otras personas se introducen por la calle Landero y Cos, donde hasta hace una década una comunidad eclesiástica no católica sesionaba los domingos.
Curiosamente y pese a su antigüedad, por más que los propietarios apuestan a que se desplomen solos, eso no ocurre y la ciudadanía sospecha que por las noches se introducen los supuestos menesterosos a darle una ayuda para que caigan por su propio peso, para evitar sanciones.
Y hasta ahora no se ha sabido de alguna sanción del INAH contra propietarios indolentes.
Fotos: Heladio Castro.
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