Desde las 9 de la noche del sábado 11 de diciembre, los cohetes y pirotecnia anunciaron el inicio de la celebración religiosa más importante de los mexicanos, las mañanitas a la Virgen de Guadalupe, llamada también cariñosamente por los fieles, Morenita del Tepeyac.
En La Boticaria, donde se encuentra una de las imágenes de La Guadalupana de mayor dimensión en la ciudad, la celebración del pueblo se manifestó horas previas a las doce de la noche, con música de mariachi y ríos de flores con los que inundaron el altar de la Virgen.
El barrio más guadalupano de la conurbación mostró nuevamente su fe en ella, y a pesar de las rachas del norte que empezaron a sentirse, los fieles se mantuvieron a la espera de cantarle las mañanitas a la Virgen de Guadalupe.
En la colonia centro, en el santuario veracruzano de la Virgen, la iglesia La Lupita, la avenida Pino Suárez y la calle de Juárez se vistió de gala con los colores característicos de la Virgen de Guadalupe, verde, blanco y rojo, donde de igual manera, llegaron peregrinos a entonar los cánticos en honor a la virgen.
Está noche de diciembre el canto de La Guadalupana, representa más allá que la celebración religiosa, también es un canto de fé y esperanza, pues como dice la letra: su llegada llenó de alegría, de luz y armonía, de luz y armonía y de libertad... Por segundo año consecutivo, enmedio de una pandemia mundial que parece no tener fin.
Sin embargo, la fé del pueblo veracruzano se mantiene intacta, inquebrantable, ante la imagen a quienes muchos atribuyen milagros como haber recuperado la salud, cuando los médicos ya no podían hacer más luego de resultar positivo al Covid-19, por lo que hoy más que nunca, los agradecimientos son infinitos.