Ante COVID-19, luce fantasma el Centro Histórico de Veracruz

La desaparición de comercios tradicionales en el centro histórico de Veracruz lleva décadas, y entre los sectores más sacrificados se ubican los del rubro de alimentos y de bebidas.

Esa situación empezó a finales de los años 80 en forma casi imperceptible, pero se hizo visible a partir de los 90 y se aceleró a partir de que entró el siglo 21.

La saturación vehicular en el casco antiguo de la ciudad, aunada a la construcción de plazas comerciales hacia el lado sur y Boca del Río desde los años 80, hizo que muchos comerciantes voltearan hacia aquella zona y empezaran a emigrar del centro histórico para trasladarse a Plaza Mocambo, Plaza Cristal y a partir de 1992, a Plaza Las Américas.

De ahí en adelante se acentuó el abandono en el primer cuadro de la ciudad porque para los automovilistas era un suplicio hallar espacio para estacionarse en Independencia, 5 de Mayo, Zaragoza, Madero, Hidalgo, Rayón, Ocampo, Canal, Esteban Morales, Arista, Serdán, Mario Molina, Zamora, Lerdo y Juárez.

Las tiendas más tradicionales abrieron sucursales en las plazas que se extendieron a El Coyol, Las Brisas, Los Pinos, Tejería y otros puntos.

Y el centro histórico siguió muriendo. Cafés, supermercados, fondas, mercerías, zapaterías,  papelerías, tiendas de ropa, electrodomésticos y otros rubros, dejaron la ciudad vieja para irse a los nuevos centros, en los que vieron futuro.

La industria del entretenimiento también volteó los ojos hacia las plazas comerciales, y allá se establecieron salas de cine y pequeños cafés-bares.

SOBREVIVIENTES

Aunque en los últimos 25 años se disparó el abandono de edificios antiguos y de la ciudad vieja, pocos comercios muy tradicionales, aunque abrieron sucursales en las nuevas zonas, no abandonaron el casco antiguo.

Justo ahí sobreviven los mercados de la ciudad y de la conurbación, los bares más tradicionales y por supuesto, los cafés más antiguos e icónicos de Veracruz, que han sobrevivido a la irrupción de cafés italianos y estadounidenses, y a la de bares modernos sin el sabor ni las anécdotas del Veracruz más genuino y tradicional.

Hoy, la pandemia del coronavirus parece darle la puntillada definitiva a los símbolos más tradicionales del auténtico Veracruz: sus cafés y bares.

El riesgo de contagio y las medidas sanitarias para prevenirlo, entre ellas la sana distancia, hicieron que muchos clientes tradicionales dejaran de acudir a bares y cafés del Veracruz viejo.

En consecuencia, desde hace varias semanas La Merced, en la calle Rayón entre Independencia y Zaragoza, cerró sus puertas.

El Gran Café de la Parroquia del malecón  (Insurgentes Veracruzanos y Gómez Farías) cerró temporalmente sus puertas.

El Café de la Parroquia del malecón (Insurgentes Veracruzanos y 16 de Septiembre) y el Café del Portal (Independencia y Zamora) aún siguen abiertos.

La pregunta es cuántos negocios reabrirán sus puertas cuando termine la pandemia.

FANTASMAS

Desde antes del coronavirus el centro histórico de Veracruz se ha convertido poco a poco en una ciudad fantasma que al anochecer resulta peligrosa para los peatones, porque la soledad de las calles y la falta de familias en los edificios y de policías facilita delitos como los asaltos a mano armada, sin testigos que auxilien a las víctimas.

Aunado a ello los inmuebles con más de 200 años de antigüedad, sin habitantes que les den mantenimiento, se deterioran y se derrumban en forma paulatina.

Y al parecer ésa es la intención de sus dueños, quienes pretenden construir edificios modernos, desdeñando el Decreto de Zona de Monumentos Históricos del año 2004, emitido y firmado por el entonces presidente de la república, Vicente Fox Quesada, que en el papel protege a más de 600 edificaciones erigidas durante la Colonia Española.