Las autoridades en México y Estados Unidos enfrentan un nuevo desafío: la proliferación de armas fantasma fabricadas con impresoras 3D, ligadas a cárteles de la droga.
Los dispositivos permiten crear armas sin números de serie, lo que dificulta su rastreo y control. Desde diciembre de 2017, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ya había advertido sobre la posibilidad de que la delincuencia utilizara esta tecnología, aunque inicialmente no era común.
Recientemente, la DEA publicó su evaluación "National Drug Threat Assessment 2024", revelando que pandilleros y vendedores callejeros, al servicio de los cárteles, ya están utilizando armas de fabricación privada (PMF).
Las armas, también conocidas como "armas fantasma", se producen con piezas y kits adquiridos en línea y mediante impresoras 3D.
Una investigación en agencias y cortes de Estados Unidos reveló que en al menos 40 casos, pandilleros y mexicanos ligados a los cárteles han sido detenidos por fabricar o vender estas armas.
Las impresoras 3D crean piezas que luego se ensamblan en armas funcionales. Aunque los filamentos termoplásticos son económicos, las balas que utilizan son reales y letales.
El Instituto Nacional de Justicia advirtió sobre el peligro de estos archivos, ya que cualquiera puede descargarlos y modificarlos para fabricar armas o piezas de bombas.
Un caso destacado es el de Jaime Jesús Esquivel, detenido en diciembre de 2022 en Laredo, Texas. Descubierto inicialmente por tráfico de drogas, Esquivel también vendía armas fabricadas con impresoras 3D.
Las autoridades encontraron en su casa cajas con armas, metanfetaminas y una impresora 3D.
Esquivel admitió que producía y exportaba ilegalmente estas armas a México para los cárteles de la droga. En noviembre de 2023, fue sentenciado a 10 años de prisión.
Otro caso es el de una organización narcotraficante mexicana desmantelada en Kansas en junio de 2022. Entre los detenidos había sujetos ligados a los cárteles que también fabricaban armas con impresoras 3D.
La proliferación de estas armas ha llevado a un aumento de las incautaciones. En noviembre de 2023, las autoridades descubrieron el primer laboratorio de armas 3D en Baja California, México, en un club de motociclistas en Tecate. Allí encontraron impresoras 3D, manuales de armas y equipo de cómputo.