(EXCLUSIVA) Presos con trastornos mentales recluidos en la cárcel federal ubicada en el municipio veracruzano de Villa Aldama viven en 2 ‘infiernos’: el de su enfermedad y el de la reclusión sin las condiciones de salud adecuadas.
Se trata de 11 reos con padecimientos como esquizofrenia y daño orgánico cerebral. Prevención y Readaptación Social informó a Imagen del Golfo que el Gobierno Federal administra el Centro Federal de Readaptación Social número V Oriente, ‘el cual informa que el día de hoy cuenta con 11 personas privadas de la libertad diagnosticadas como enfermos mentales’.
Los medicamentos para los internos llegan a tardar hasta dos meses en entregarse para casos de enfermedad crónica, acusaron familiares. Las autoridades penitenciarias, en cambio, aseguran que existe la atención debida.
Las personas con trastorno mental grave que ingresan en el engranaje del aparato punitivo y concretamente que ingresan en prisión, sufren un doble estigma: por la enfermedad que padecen y por la reclusión, han advertido especialistas en el sistema carcelario internacional.
No están ubicados en un área especial. Los presos con padecimientos mentales comparten espacio en la cárcel en Veracruz con los más pesados del narcotráfico. Este centro penitenciario sólo alberga población masculina. La cárcel federal tiene señalamientos por abuso de autoridad y otro tipo de maltratos, pues presuntamente no existe atención médica adecuada para los enfermos ni suministro de medicinas para los que padecen alguna enfermedad crónica, han acusado familiares ante los medios.
Estos 11 presos con problemas mentales se ubican con el resto de la población en la cárcel federal en Veracruz, ‘siempre y cuando su estado salud y emocional se los permita, toda vez que si pasaran a un estado donde se ponga en riesgo su integridad física o la de las demás personas, son trasladados a otra área para su contención, donde recibirán atención médica puntual’, expusieron las autoridades penitenciarias a Imagen del Golfo vía transparencia.
‘No obstante lo anterior y si el caso lo amerita, se hacen gestiones correspondientes para solicitar su traslado a otra unidad administrativa, donde reciban atención más especializada’.
La académica española María Revelles Carrasco ha advertido al respecto: ‘Las personas enfermas mentales, aquejadas de un Trastorno Mental Grave, son consideradas personas estigmatizadas, desviadas y como consecuencia de ello, además por la (no) concurrencia de factores sociales, familiares y laborales -ya que en la mayor parte de los casos, carecen de recursos económicos; no tienen arraigo familiar, ya sea por desestructuración o porque las familias no pueden hacerse cargo de estas personas; y adolecen de formación cultural y profesional- penetran en un círculo de exclusión y marginación; que les conduce casi irremediablemente a la criminalización y reclusión, al no contar con centros residenciales terapéuticos, donde poder ser atendidos de su enfermedad’.
El Cefereso ubicado en Veracruz ha generado protestas entre los reos en 2020. De acuerdo con los familiares, el trámite para la autorización de visita familiar puede durar hasta seis meses, truncando el principio de reinserción social que establece que toda persona privada de su libertad tiene derecho a recibir visita de sus familiares.
La falta de calidad de los alimentos es otro problema, ya que generalmente se trata de productos en mal estado y tampoco cuentan con dotación de agua potable para su consumo.
A esto se añade que familias de reos, sin influencia en la estructura jerárquica del crimen organizado, aseguraron provenir de estados como Michoacán, Tamaulipas, Estado de México, Colima y no gozar de la facilidad y poder para ver a los internos, a diferencia de los capos que hay en el presidio.
‘No queremos que los trate como si merecieran lo mejor, sabemos que cometieron un error, pero también sabemos qué hay muchos inocentes. Sabemos qué hay mucha gente inocente, más que los culpables, porque los culpables están afuera’, expusieron familiares a la prensa estatal.