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La crisis de desapariciones en México alcanza dimensiones alarmantes. De acuerdo con un recuento de colectivos de búsqueda y fuentes oficiales, en los últimos años se han identificado al menos 117 sitios clandestinos de ejecución, entrenamiento y entierro masivo en 12 estados del país, con Veracruz como uno de los epicentros de estos hallazgos.
La información, obtenida por la organización "A dónde van los desaparecidos" y la Comisión Nacional de Búsqueda, indica que en todo el territorio nacional se han encontrado 5,696 fosas clandestinas desde 2007, con un promedio de casi una por día.
En estos lugares, las búsquedas han revelado restos óseos calcinados, crematorios clandestinos y miles de fragmentos humanos dispersos en terrenos desolados.
En Veracruz, la evidencia de estos centros de exterminio se hizo visible desde 2016 con el hallazgo de Colinas de Santa Fe. En este sitio, madres buscadoras del Colectivo Solecito desenterraron 339 cuerpos, de los cuales solo 40 fueron entregados a sus familias en 2019. Otros 290 permanecen sin identificar.
En Tamaulipas, los colectivos de búsqueda han identificado al menos 50 centros de ejecución desde 2010. En municipios como Reynosa, Matamoros y Miguel Alemán, las organizaciones han documentado crematorios ilegales y zonas donde se han incinerado cuerpos de manera sistemática.
Uno de los casos más impactantes fue el de La Bartolina, donde se extrajeron más de 500 kilogramos de restos humanos.
En Jalisco, el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, ha sido catalogado como un "campo de exterminio y entrenamiento". Ahí se han hallado más de 1,300 prendas y objetos personales, además de tres crematorios con restos óseos.
Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos ha documentado al menos 10 campos de exterminio en la entidad. En la zona de El Tubo, en Hidalgo, se han recuperado más de 10 mil restos humanos. Otros puntos en Vallecillo, Juárez y Santa Catarina también están bajo investigación.
El colectivo Madres Buscadoras de Sonora ha denunciado múltiples fosas en el estado. En Baja California, se han identificado al menos tres crematorios clandestinos en el valle de Mexicali, donde presuntamente desaparecen cuerpos.
En Guanajuato, tres sitios han sido identificados, incluyendo Cupuato, donde se hallaron botes con cenizas y restos humanos disueltos en ácido. En Michoacán, se han encontrado fosas clandestinas en Apatzingán y Zacapu, donde fueron recuperados restos calcinados y dientes de víctimas.
En Guerrero, el Ejército desmanteló en 2024 un campo de entrenamiento con 300 cilindros explosivos. En Colima, un terreno en Agua de la Virgen reveló 170 cuerpos, aunque las autoridades nunca lo confirmaron oficialmente.
En Chiapas, se han localizado 27 fosas con 34 cuerpos en municipios como Palenque y Suchiate. En Coahuila, colectivos han identificado 27 zonas de exterminio desde 2015, incluyendo el ejido Patrocinio, donde se hallaron tres mil fragmentos óseos.
El informe de la organización A dónde van los desaparecidos señala que en México se han descubierto 5,696 fosas clandestinas en 570 municipios desde 2007. La cifra sigue aumentando y los colectivos de búsqueda exigen una respuesta gubernamental que no ha llegado.