La migración de estadounidenses hacia México ha experimentado un crecimiento considerable en los últimos años, alcanzando más de 1.6 millones de residentes en 2023.
El fenómeno responde a varios factores: búsqueda de un costo de vida más accesible, la flexibilidad que permite el trabajo remoto, y la creciente inflación en Estados Unidos.
Aunque muchos estadounidenses llegan a México con estatus de turistas, una porción significativa de ellos decide quedarse de manera indefinida sin regularizar su situación migratoria.
A diferencia de Estados Unidos, México ha adoptado una postura más flexible en cuanto a su política migratoria, lo que permite que muchos permanezcan en el país sin enfrentar deportaciones masivas.
El incremento en la población estadounidense ha generado preocupaciones sobre la gentrificación en varias ciudades mexicanas. Zonas como la Roma y la Condesa, en Ciudad de México, han experimentado aumentos significativos en los precios de la vivienda, lo que ha desplazado a residentes locales.
Los estadounidenses, al contar con ingresos en dólares, han contribuido a la transformación de estos barrios, haciéndolos más caros y menos accesibles para las familias mexicanas.
No obstante, la llegada de estos nuevos residentes también ha tenido un impacto positivo en la economía local.
Sectores como el comercio, el turismo y los servicios se han beneficiado, y ciudades como Ciudad de México, Playa del Carmen y Tulum se han convertido en puntos clave para nómadas digitales que ven en México una excelente opción para vivir y trabajar.