Cada otoño, México se tiñe de tonos naranjas y amarillos gracias a la flor de cempasúchil, una planta que adorna altares, calles y hogares durante las celebraciones del Día de Muertos. Sin embargo, más allá de su papel decorativo, el cempasúchil posee múltiples propiedades medicinales que pueden contribuir al bienestar del cuerpo.
Es importante destacar que estas propiedades solo son efectivas en plantas cultivadas de forma orgánica y aptas para el consumo humano, ya que aquellas tratadas con pesticidas u otros químicos pueden resultar tóxicas.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), diversas investigaciones han demostrado que la flor de cempasúchil tiene efectos antioxidantes, analgésicos, antiinflamatorios, antibacterianos, antifúngicos, antidepresivos y hepatoprotectores.
Esto significa que consumir productos derivados del cempasúchil puede ayudar a reducir la inflamación, aliviar dolores, combatir infecciones bacterianas y fúngicas, proteger el hígado e incluso mejorar el estado de ánimo.
Uno de los usos más interesantes del cempasúchil es su aplicación como bioplaguicida. Su aceite se emplea para proteger cultivos del campo mexicano, actuando como una alternativa natural y menos agresiva para el medio ambiente en comparación con los plaguicidas sintéticos.
Además, en la medicina tradicional mexicana, se utilizan infusiones de cempasúchil para tratar problemas digestivos, dolores menstruales y resfriados.
La flor de cempasúchil no solo es un símbolo de vida y muerte en la cultura mexicana, sino que también ofrece un abanico de beneficios para la salud que pocas personas conocen. Aprovechar sus propiedades requiere responsabilidad y conocimiento, asegurándose siempre de que las plantas sean aptas para el consumo humano.