La contaminación lumínica provoca la muerte de millones de aves por choques contra edificios y desorientación. Y es que aproximadamente 70% de las aves norteñas son migratorias, y de ese total 80% siguen sus rutas de noche y se orientan con la luz de la Luna y las estrellas.
El fenómeno de la migración es natural y común para numerosos grupos animales; sin embargo, en el caso de las aves es principalmente frecuente en las especies que viven en lugares más estacionales donde la disponibilidad de alimento favorece trasladarse en los periodos en que las condiciones ecológicas se vuelven complicadas para la supervivencia, razón por la cual se dirigen a regiones donde pueden encontrar más comida, mejor clima y condiciones para vivir, afirma la investigadora del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, Laura Roxana Torres Avilés.
Esta práctica es común en aquellas de la región norte del planeta, o en el sur. También algunas tropicales migran, aunque en un rango menor. “Se trata de una estrategia natural que ocurre en muchas especies de aves, pero no en todas”, precisa.
A propósito del Día Mundial de las Aves Migratorias -que se conmemora el 8 de octubre a iniciativa del Programa para el Medio Ambiente de la ONU-, la especialista en ornitología asegura que el tema de la campaña para 2022 se centra en la contaminación lumínica. El slogan es “Noches oscuras, migraciones seguras”.
“Me parece una iniciativa muy interesante, porque el objetivo es sensibilizar a la población en general de una conducta maravillosa. Nos hace voltear a ver algo que está a nuestro alrededor y que veamos que estas aves vienen de un viaje larguísimo, que han cruzado fronteras y realizado una hazaña importantísima”. También nos hace pensar en las actitudes que podemos modificar y las acciones para reducir el impacto del ser humano sobre estas, refirió.
Las ciudades son fuente importante de contaminación lumínica, y esto tiene efectos graves y negativos en su migración. Se ha demostrado que la luz artificial modifica varias de las conductas y desorienta su trayectoria, alerta la especialista universitaria.
La luz artificial aumenta a nivel mundial, al menos dos por ciento cada año, y esto las afecta significativamente, ya que provoca desorientación cuando vuelan de noche, sus relojes internos se desconfiguran, colisionan con edificios y otros problemas relacionados. Las migraciones de larga distancia se ven afectadas, añade Torres Avilés.
En ese sentido, precisa que se pueden tomar medidas, como atenuar las luces de los edificios al menos durante los picos más altos de las migraciones: en mayo y octubre.