El pan de muerto es un infaltable en las ofrendas del Día de Muertos. La celebración no es la misma si no tenemos este alimento en nuestra mesa en noviembre, aunque desde hace varios años, ya se vende en las panaderías incluso desde meses anteriores. Algunos reportan que desde julio se puede encontrar en las panaderías.
Su forma tiene un significado, no es cualquier pan. Su sabor, la textura, todo tiene un simbolismo especial ¡Te contamos!
El origen de este pan tan rico, parte vital de las ofrendas en la celebración del Día de Muertos, viene desde la época de la Conquista, de aquel México que entonces se llamaba la Nueva España.
Cuenta la leyenda, que en 1519 prevalecía un ritual prehispánico en el que una joven era ofrecida a los dioses como sacrificio y se le extraía su corazón todavía latiente. Por supuesto, dicho ritual fue rechazado y prohibido tajantemente por los conquistadores españoles, sin embargo, como una manera de mantenerlo y evitando su parte sangrienta, los indígenas decidieron crear un pan en forma de corazón humano, escarchado con azúcar de color rojo para que simulara la sangre de las doncellas.
Este pan redondo, adornado de “huesos” de masa, tiene como ingredientes principales la harina de trigo, azúcar, huevos, y generalmente está adornado con ajonjolí o bien cubierto de azúcar, como toque especial perfumado con naranja y anís.
Una segunda versión narra la elaboración de dicho pan, hecho a base de semillas de amaranto molidas y tostadas, era realmente mezclado con la sangre obtenida de sacrificios humanos, y ofrecido a los dioses Izcozauhqui, Cuetzaltzin o Huehuetéotl. Finalmente ese pan se compartía entre todo el pueblo como símbolo de divinidad en cada individuo.
Otra teoría sostiene que proviene de un rito llevado a cabo en Mesoamérica en honor a sus muertos, a quienes solían enterrar junto con sus pertenencias.
Lo cierto es que este tradicional pan ha pasado por varias modificaciones en su elaboración a través del tiempo, pero mantiene su esencia y la tradición de toda una nación.
La celebración del Día de Muertos se convierte en una fiesta para recordar a los seres que ya no están, donde los productos que se acostumbraban desde la época prehispánica continúan siendo representativos en la actualidad, dando como resultado una dulce tradición.