En una noche mágica en el Parque de los Príncipes, el FC Barcelona demostró una vez más por qué es uno de los firmes candidatos a levantar la Champions League esta temporada. Con una victoria que las apuestas, los aficionados y los medios deportivos no auguraban para el conjunto blaugrana, y un marcador final de 3-2 sobre el París Saint-Germain en la ida de los cuartos de final, los culés han dado un paso de gigante hacia las semifinales, dejando a Kylian Mbappé y su equipo con la obligación de remontar en el partido de vuelta.
Un auténtico duelo de estrategias
El encuentro no ha sido un simple duelo en el campo, sino también en la pizarra entre dos entrenadores que conocen muy bien lo que es estar bajo la presión de la élite europea: Luis Enrique y Xavi Hernández. La sorpresa táctica de la noche la ha dado Luis Enrique, quien decidió alinear a Marco Asensio como falso nueve, una jugada que inicialmente pareció dar sus frutos con un PSG que comenzó amenazando y poniendo en aprietos a la defensa blaugrana.
Raphinha y Christensen, los héroes de la noche
Sin embargo, el Barcelona, liderado por un inspirado Raphinha, autor de un doblete, y un sólido Andreas Christensen, que también se hizo presente en el marcador, supo sobreponerse a las adversidades. El primer gol del Barça tambaleó todas las apuestas champions. Llegó tras un error del portero Gianluigi Donnarumma, que Raphinha supo aprovechar para abrir el marcador. A pesar de que el PSG logró darle la vuelta al partido con goles de Ousmane Dembélé y Vitinha, el equipo catalán no bajó los brazos.
El Barcelona demostró su carácter y su capacidad para competir en los momentos más complicados. Con la entrada de Pedri y João Félix, el equipo ganó frescura y peligro en ataque. Fue precisamente un centro milimétrico de Pedri el que encontró a Raphinha para marcar el empate, y más tarde, un córner ejecutado a la perfección permitió a Christensen cabecear a la red el gol que finalmente decantaría la balanza a favor del conjunto visitante.
Mbappé, completamente neutralizado
Una de las claves del triunfo del Barça fue su capacidad para neutralizar a Kylian Mbappé, la gran estrella del PSG. El francés, vigilado de cerca durante todo el encuentro, apenas pudo dejar su sello en el partido, mostrando la efectividad del plan defensivo planteado por Xavi.
Con este resultado, el Barcelona regresa a casa con una valiosa ventaja para el partido de vuelta, pero consciente de que aún queda mucho por decidir. El PSG, por su parte, deberá replantear su estrategia si quiere seguir con vida en la competición. El duelo entre estos dos gigantes del fútbol europeo promete aún más emociones en el partido de vuelta. Con el Barcelona mostrando su mejor versión y un PSG obligado a atacar, el escenario está listo para otro capítulo, lleno de tensión, de esta eliminatoria.
Pero lo cierto es que el Barça no sólo dominó París, sino que también envió un mensaje claro al resto de Europa: el Barcelona es un equipo de Champions, están aquí para competir por la gloria máxima y se perfila como uno de los favoritos para alzar la orejona esta temporada.