Los perros y el calor no son buenos amigos. Son animales que sufren por las altas temperaturas por su incapacidad de sudar a través de la piel. “Los perros y los gatos no pueden sudar. Solo tienen glándulas sudoríparas en las almohadillas. Esto hace que no sean capaces de regular la temperatura corporal como nosotros y, por lo tanto, cuando se exponen a temperaturas elevadas aumenta su temperatura corporal y solo pueden bajarla jadeando, es decir, respirando por la boca”, puntualiza la veterinaria María Pifarré.
Por lo tanto, si el perrito saliva mucho o tiene fuertes jadeos, es sinónimo de que está acalorado y hay que refrescarlo rápidamente. Los gatos si son animales más delicados en este aspecto y si observas que jadea, es síntoma de que está sufriendo un golpe de calor.
Es importante saber detectar cuando nuestras mascotas están pasando calor. Hay varias señales de alerta. Si el animal está aletargado o cansado, puede estar pasando calor, debido a que el exceso de sofoco lo llevan a pasar a un estado de reposo para reducir el gasto de energía y reservarla para la termorregulación.
La nariz del perro es otro factor a tomar en cuenta, esta siempre tiene que estar humeda, de lo contrario puede ser un indicio de que nuestro perro tiene fiebre. El vapor de agua caliente que viene de los pulmones se condensa al entrar en contacto con las glándulas salivales del hocico y la lengua, que están más fría y por lo tanto pasa a estado líquido y cae en forma de gotas.
También eliminan sudor a través de las almohadillas de sus patitas. Si notas que tu perro deja huellas húmedas, como si estuviera mojado, es un evidente síntoma de que está acalorado.
Para bajar la temperatura corporal del animalito hay que mojarlo con agua, humedecer su pelaje haciendo hincapié en la cabeza y el tronco, igual ponerlo en la sombra. También hay que mantenerlo hidratado y si salimos de paseo, procurarle espacios en la sombra para que pueda reposar.
Tienes que dejarle siempre a su disposición agua fresca para que pueda beber. “No hace falta que el agua esté helada, pero debemos cambiarla frecuentemente. De vez en cuando podemos ponerle un cubito de hielo, eso sirve como refresco del agua y como un juego al intentar atraparlo”, explica la veterinaria.
Ten cuidado con su alimentación, pues con estas temperaturas aumenta el riesgo de que se estropee la comida y tampoco hay que dejar en el sol sus platos de comida y agua, recuerda revisar que estos siempre estén limpios.
Por sentido común, sacarlo a pasear en los momentos de más calor es totalmente desaconsejable, del mismo modo que se alerta a las personas de no exponerse al sol a menos que sea necesario, el perro estará mejor en casa que afuera. Otro motivo para no hacerlo es el daño que se le puede provocar a sus patitas debido al asfalto caliente.
Es recomendable cambiar la cama habitual del canino por camas levantadas del suelo y hechas de material transpirable. Si está en tus posibilidades puedes conseguir esterillas refrigerantes para ayudarles a mantener su temperatura corporal
Evita espacios cerrados y calurosos a toda costa. Un accidente desgraciadamente muy común es dejar al perro encerrado en el coche en pleno verano. Esto jamás debe hacerse, aunque sea por un corto periodo de tiempo. Son suficientes unos minutos para que el animal padezca un golpe de calor que puede acabar con su vida.
Si se viaja con el perro o gato, hay que cerciorarse de que su zona de transporte está fresca. El medio donde se va a transportar debe estar preparado y deberá tener descansos frecuentes.
Los perros de razas con pelajes densos son más sensibles al calor. Sin embargo, ten cuidado con cortar en exceso el pelo del animal con el deseo de que esté más fresco, pues también les sirve para protegerse de los rayos del sol “Hay que mantener el pelo bien cepillado y limpio, esa capa de la mascota le aísla del entorno, por lo tanto, deberemos mantenerla lo más sana y limpia posible. Si decidimos cortarle el pelo, no hacerlo demasiado para no exponer la piel a los rayos del sol”, advierte la veterinaria.