En las últimas semanas la situación en el frente se ha vuelto más difícil para Ucrania ante el avance de las tropas rusas en el este del país.
Después de que la semana pasada el Ministerio de Defensa de Rusia afirmase haber tomado la ciudad ucraniana de Soledar, algo que no confirma Kiev, este viernes anunció la toma de la localidad de Klishchiivka, junto a la ciudad de Bájmut, en la región oriental de Donetsk.
También reclamó el control de la pequeña aldea de Lobkove, en la provincia de Zaporiyia, en el sureste.
“En el frente de Zaporiyia la intensidad de los combates ha aumentado bruscamente”, aseguró por su parte el político Vladímir Rogov, líder del movimiento “Juntos con Rusia”.
Aseguró que las fuerzas rusas han pasado a “ofensivas locales” en la región y han “liberado” cuatro localidades, en el marco de intensas batallas en las inmediaciones de la ciudad de Orijiv, a unos 60 kilómetros de la capital regional, controlada por Kiev.
El Estado Mayor General de Ucrania reconoció en su parte matutino de guerra que más de veinte localidades de Zaporiyia sufrieron en la última jornada los ataques de tanques morteros y artillería rusa, entre las cuales citó a Orijiv.
Mientras, las fuerzas aéreas de Rusia y Bielorrusia continúan sus ejercicios aéreos tácticos conjuntos desde territorio bielorruso, en medio de continuas especulaciones sobre una posible ofensiva rusa por el norte de Ucrania.
Los ejercicios, que comenzaron el lunes y se llevan a cabo también en varios polígonos y aeródromos bielorrusos, aún se extenderán hasta el próximo 1 de febrero, incrementando las tensiones en la frontera norte de Ucrania.
Kiev descarta de momento un nuevo ataque desde territorio bielorruso, como ocurrió en el comienzo de la campaña militar rusa en Ucrania, al igual que el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés), que cree más probable una ofensiva desde Bielorrusia “a fines de 2023” cuando Moscú y Minsk celebrarán importantes maniobras.