Un reportaje evidencia las estrategias adoptadas por Uber, como el armado de sociedades en varios paraísos fiscales, la reformulación constante de esas estructuras para confundir a los sabuesos tributarios y el ofrecimiento de información sobre sus conductores como carnada para desviar la atención de sus propios números
El gigante tecnológico Uber adoptó múltiples estrategias para desviar la atención de las autoridades fiscales alrededor del mundo y reducir el pago de sus impuestos al mínimo, según surge de correos y otros documentos internos de la multinacional filtrados al periódico The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y otros 42 medios asociados.
Según e-mails internos de Uber, sus ejecutivos instruyeron a los gerentes regionales cómo adelantarse a las críticas de los gobiernos de sus países. Les sugirieron remarcar las “soluciones” que Uber había ideado para garantizarse que sus conductores pagaran impuestos.
Consultado por ICIJ, desde Uber rechazaron ser una empresa de transporte y se definieron como el operador de una plataforma digital que conecta a los pasajeros con los conductores, que son contratistas independientes, no empleados. Ese encuadre le permite a la multinacional reducir o evitar costes y responsabilidades, como lidiar con los aportes a la Seguridad Social y el pago del impuesto al valor agregado de los trayectos.