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En la frontera sur de Estados Unidos, entre el sonido de helicópteros y el despliegue de tropas, el vicepresidente JD Vance lanzó una advertencia clara: si México no controla a los cárteles, el país corre el riesgo de convertirse en un "narcoestado".
Sus palabras, pronunciadas en Eagle Pass, Texas, dejaron entrever una postura cada vez más agresiva de la administración de Donald Trump frente al crimen organizado que opera al otro lado de la frontera.
"La situación ha llegado a un punto crítico", afirmó Vance. "No podemos permitir que estas organizaciones tengan más poder que el propio gobierno mexicano".
Aunque evitó confirmar si la Casa Blanca contempla una intervención militar en México, sus declaraciones soltaron que esa posibilidad sigue sobre la mesa.
En su discurso, el vicepresidente justificó la reciente designación de los cárteles como organizaciones terroristas, lo que, en términos prácticos, habilita el uso de las Fuerzas Armadas estadounidenses para combatirlas.
Las palabras de Vance llegaron un día después de que Trump arremetiera contra la política migratoria de su antecesor, Joe Biden. Durante un mitin, el expresidente aseguró que la frontera se ha convertido en un "campo de batalla" dominado por cárteles que operan con total impunidad.
"Tienen el control absoluto sobre una nación entera. Esto representa un grave peligro para la seguridad de Estados Unidos", afirmó.
Mientras tanto, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció el envío de 3,000 soldados adicionales a la frontera sur. Según datos oficiales, la cantidad de cruces ilegales en Eagle Pass ha disminuido en un 98 % tras la militarización de la zona.
En enero, se registraron 61,465 intercepciones, y las detenciones cayeron un 85 % en comparación con el mismo periodo de 2024.
Pese a estas cifras, la administración Trump mantiene su discurso sobre la inmigración como una amenaza a la seguridad nacional. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que la tasa de delitos cometidos por ciudadanos estadounidenses es superior a la de los migrantes.
La tensión entre ambos países sigue escalando. Mientras Washington insiste en que México debe tomar medidas más contundentes, la sombra de una posible intervención militar se cierne sobre la región.