El medio RT confirmó la muerte del líder opositor Alexéi Navalny, de 47 años, quien permanecía recluido desde el 2021, hasta que en 2023 fue trasladado a un centro penitenciario del distrito de Yamalo-Nenets, en Siberia.
Según autoridades rusas, Navalny ‘se sintió mal’ después de una caminata y perdió el conocimiento; a pesar de los esfuerzos hechos por reanimarlo, este no reaccionó y fue declarado muerto.
Las causas oficiales de su deceso aún no se han revelado, aunque se especula que hubo un desprendimiento de coágulo de sangre.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, los médicos serán los responsables de dar a conocer por qué falleció Alexéi Navalny.
Familiares del bloquero y duro crítico al gobierno de Vladímir Putin, en un principio, no sabían si creer la noticia o no; Yulia Navalnaya, esposa de Navalny, dijo que en caso de confirmarse el hecho, el presidente del gobierno ruso deberá ‘asumir su responsabilidad’ por lo ocurrido.
Desde Estados Unidos, el presidente Joe Biden enfatizó: ‘no se equivoquen; Putin es responsable de la muerte de Navalny’. A su vez, Peskov dijo que cualquier acusación que implique al Kremlin en la muerte del político ‘es completamente inaceptable’.
Desde hace más de 10 años, Alexéi Navalny se ha erigido como uno de los más férreos opositores al gobierno de Vladímir Putin; en sus redes sociales, trataba de exponer la presunta corrupción que envuelve a los máximos líderes rusos.
Planeaba convertirse en candidato opositor a Putin en las elecciones del 2018; sin embargo, fue vetado y no pudo participar. En el año 2020 fue víctima de un presunto envenenamiento con un agente nervioso de la era soviética llamado Novichok, recuperándose en Alemania.
Alexéi Navalny permanecía en prisión por acusaciones de malversación de fondos, señalamientos por crear una supuesta organización extremista y fraude a gran escala, delitos que sus seguidores y defensores alegaron que eran con tintes políticos.