En un nuevo episodio que ha generado controversia, el papa Francisco protagonizó un escándalo en El Vaticano al utilizar la palabra "mariconería" para referirse a las personas homosexuales durante una reunión a puerta cerrada con 200 sacerdotes romanos en la Universidad Salesiana.
Además, habría sugerido que a los jóvenes con tendencias homosexuales no se les debería permitir entrar en el seminario, refiriéndose a ellos como "muchachos buenos", pero con esa tendencia.
Tras el revuelo causado por sus comentarios, la oficina de prensa del Vaticano aclaró que el Papa se refería al "peligro de las ideologías en la Iglesia" y reiteró la "necesidad de acogerlos y acompañarlos en la Iglesia y la indicación prudencial del Dicasterio para el Clero sobre su entrada en el seminario".
Este incidente ha reavivado el debate sobre la verdadera relación de la Iglesia con el colectivo LGTBIQ+.
Si bien el Papa Francisco sorprendió al mundo con su famosa frase "¿Quién soy yo para juzgar?" en relación a un supuesto sacerdote homosexual, sus últimos comentarios han planteado interrogantes sobre su postura.